Bombas atómicas para elegidos
Por Israel Adán Shamir
29 de mayo 2009
/La batalla para la independencia nuclear de Corea es extremadamente
relevante para el Medio oriente, y en primer lugar para el proyecto nuclear
iraní. Los intereses judo-americanos quieren hacer de Corea del norte un ejemplo
para Irán. Quieren hacerle algo feo a esta Corea de poca monta par que Irán
recapacite. Pero un Irán nuclear puede mantener a raya a los guerreristas
israelíes, y obligar a Israel a entablar un proceso de paz en serio. El
equilibrio del miedo, o sea MAD (mutua destrucción asegurada) sigue siendo la
única manera de responder a la amenaza israelo-americana./
El Gordo y El Flaco podrían escenificar lo siguiente:
- Los elegidos tienen la bomba atómica. Ya son potencias nucleares!
- ¿Y qué? ¿Dónde está la novedad, si Israel ya lleva unos veinte años con
cientos de bombas atómicas, según Vanunu? Claro, esto sólo lo mencionan los
antisemitas….
- No me estoy refiriendo al pueblo elegido, sino al pueblo de los elegidos,
porque “elegidos” es el nombre coreano de Corea del Norte.
- ¿Cómo que elegidos? ¿Cómo se atreven a desafiar a la comunidad internacional?
¿De dónde sacan estos supuestos elegidos que son elegidos?
La prueba nuclear subterránea en Corea del Norte ha desatado una gran oleada… de
hipocresía. El Estado con el mayor arsenal nuclear del mundo, el país que ya ha
tirado bombas A contra civiles, o sea, USA, expresó su indignación. La
embajadora USiana Susan Rice dijo “Los Estados Unidos consideran que esto es una
grave violación de la ley internacional y una amenaza para la paz a escala
regional e internacional; por lo cual los Estados Unidos van a proponer una
resolución fuerte con medidas fuertes.” Según Rice, no pone en peligro la ley
internacional una invasión, una ocupación, o una agresión, sino que prepararse
uno para resistir una muy probable invasión, con ocupación y agresión, eso sí es
violación de la ley internacional. Y no nos recordó un hecho muy olvidado; desde
hace muchos años, Corea del Norte es el país que proponía convertir a la
totalidad de la península coreana en zona libre de armamento nuclear, y fue USA
el país que insistió en colocar sus artefactos nucleares apuntando a Corea del
Norte.
Corea del Norte, o sea « los elegidos », en su propio idioma, es un país de
hombres y mujeres indomables. Son fuertes, independientes y trabajadores; te dan
unos apretones de mano que sientes unas pinzas de hierro. Tienen nombres breves,
comen una col encendida, y su orgullo nacional no tiene límites, por una razón
excelente: y es que pelearon contra USA desde el principio, y sobrevivieron al
peor degüello jamás implementado por seres humanos. Pensemos en Dresde,
multipliquemos por Gaza, y rematemos con Irak: esto fue Corea en los años 1950.
USA y sus sátrapas tiraron más bombas sobre este pequeño país montañoso de las
que había tirado sobre Alemania. El general Douglas Mac Arthur quería tirarles
la bomba atómica, pero Harry Truman lo detuvo: no había ningún objetivo que
mereciera ser aniquilado, porque cada estructura de origen humano ya había sido
destruida. La guerra de Corea fue una matanza masiva en grande; millones de
coreanos muertos, quemados con NAPALM, fusilados y ejecutados por los yankis y
sus aliados. La tasa de mortalidad de cualquier aldea coreana podía competir con
la de Auschwitz.
Los coreanos sobrevivieron y reconstruyeron su país. Pero los bombardeos masivos
dejaron huellas pesadas en la mente de la gente. Una nación nunca será igual
después de bombardeos insaciables, lo mismo que una persona que padeció una
violación en grupo. Generalmente, en estos caso, una persona o un pueblo caerá
en el sometimiento total durante toda una generación (por esto es que la
violación en grupo es el método clásico en las cárceles para asegurarse el
control de un internado rebelde); es lo que les pasó a los serbios, a los
alemanes, a los japoneses después de ser sodomizados por la bombas yankis. El
síndrome post-traumático propio de los coreanos se manifestó en retraimiento,
confianza exclusiva en sí mismos, y temor sin fin a otro ataque. Este temor
tenía raíces en la realidad: las tropas US y sus bases todavía ocupan el sur de
la península de Corea. Corea del Sur todavía dista de ser independiente tanto
como antes de la segunda guerra mundial, la única diferencia es que USA
sustituyó a Japón como potencia colonial.
Más importante, USA aplica desde entonces sanciones bélicas sin tregua contra la
invencida e independiente Corea del norte. Esta estrategia bien desarrollada de
bloqueo ya dio excelentes resultados contra Irak y contra Cuba, y ahora los
yankis están planeando utilizarla contra Irán. Noam Chomsky ha definido la
estrategia USA con precisión: no renunciar jamás; seguir destruyendo los países
que no se someten por todos los medios posibles, incluyendo la guerra económica.
Todo aquél que no se rinda debería ser devuelto a la edad de piedra.
Corea estaba dispuesta a desmantelar sus instalaciones nucleares, con tal de que
USA cesara su guerra económica. Firmaron un acuerdo, cerraron el reactor que
tenían, pero los yankis se echaron atrás y volvieron a las hostilidades. América,
mientras esté gobernada por sus “Chicago boys”, es neo liberal hasta el tuétano,
y no puede tolerar un Estado socialista. Corea no dejaría las compañías
americanas apoderarse de su economía, y por esto es que USA y sus satélites
siguieron secuestrando las cuentas bancarias coreanas e interfiriendo en su
comercio. Los medios imperiales se entretuvieron armando cuentos de horror (en
realidad, las leyendas urbanas anticomunistas de los tiempos de McCarthy),
evocando a los coreanos muriéndose de hambre bajo el yugo comunista. No iban a
permitir a Corea llevar su rumbo propio socialista.
Cuando los habitantes de Corea del sur empezaron a expresar su deseo de
reunificarse con el norte independiente, los seguidores de Mammón se apoderaron
de Corea del sur, y armaron la gran crisis del Tigre. Todo lo que podamos
experimentar ahora, con la crisis de 2009, los coreanos del sur lo padecieron
doce años atrás. Su gran economía fue despedazada, y regalada a las
transnacionales. Todo el trabajo acumulado durante muchos años terminó en manos
de George Soros y sus socios. Al mismo tiempo, se intensificaba la ofensiva
yanki contra la Corea independiente.
El presidente G.W. Bush (o el que le escribe los discursos, David Frum) designó
a Corea, junto a Irak e Irán, como parte del Eje del mal. En esta situación, los
coreanos hicieron bien en desarrollar su arma de defensa mayor. Esto vale
también para Irán hoy en día; una amenaza nuclear coreana e iraní sería un
escudo defensivo para estos países independientes;
A Corea no se le sorprendió. Este país pequeño y alejado, debilitado por el
bloqueo y las sanciones, contribuye más de lo que le corresponde a la batalla
mayor, la batalla por Palestina. Los coreanos, que tanto han sufrido del asedio
que les imponen los yankis, están ayudando de hecho a Gaza y a otros vecinos del
Estado judío en la adquisición de armas. No necesariamente nucleares, las armas
convencionales también sirven para limitar la libertad de los israelíes para
matar palestinos y caer sobre Beirut y Damasco.
Utilizando el tema nuclear como pretexto, el lobby pro-israelí ejerció presiones
en la decisión de investigar todas las capacidades coreanas. También orquestaron
una amplia campaña pública en los medios masivos, buscando unir a los
anticomunistas con los pacifistas temerosos de la bomba, todos, contra la Corea
socialista. Se espera de nosotros que nos asustemos con las bombas atómicas
coreanas, y que supliquemos a Obama y a Netanyahu para que desarmen a los
rebeldes.
Dios sabrá lo pacífico que soy, pero no soy pacifista. Hacen falta las armas
para defender a la gente del terrorismo de Estado yanki-israelí. Un supuesto
pacifista que apoya las tentativas yankis e israelíes para mantener su monopolio
sobre las armas nucleares es, en mi opinión, otro instrumento más de la
maquinaria bélica judeo-americana. Si se trata de una persona honesta, dejémoslo
exigir ya el desarme de los pueblos “elegidos” de Israel y América, pero que
deje para luego el caso de los pueblos (elegidos) de Corea e Irán, hasta después
que se desmantele Dimona, cuando las bombas yankis ya estén recicladas en
maquinaria agrícola.
La batalla por la independencia nuclear de Corea es extremadamente importante
para el Oriente Medio, y en primer lugar, para el proyecto nuclear iraní. Es
verdad que Irán no está buscando aplicación militar para su industria nuclear, y
se conforma perfectamente con una energía pacífica. No obstante, los intereses
judeo-americanos buscan convertir a Corea del norte en ejemplo para Irán. Desean
hacerle una maldad especial a esta Corea de poca monta, con el objetivo
principal de que Irán capte el mensaje.
Obama podría ponerse de acuerdo con Corea, y a cambio de otras cosas, dejar de
interferir en su vida. Firmar un tratado de paz, renunciar a las amenazas, a las
sanciones, dar fin a las campañas de odio, todo esto es factible. Los coreanos a
su vez pagarían por la normalización de sus relaciones con USA renunciando a sus
instalaciones nucleares. Pero esto ni asustaría ni seduciría a Irán. Por esto es
que Obama puede elegir una acción violenta, incluyendo el bloqueo naval, para
conseguir que un Irán al fin mal impresionado termine de clausurar sus reactores.
Lo cual sería una lástima. Una lástima para los coreanos que merecen, como
cualquier otro pueblo, vivir su vida al estilo que les dé la gana. Una lástima
para los enemigos de Corea, porque los coreanos no son fáciles de derrotar. Y
una lástima para Medio Oriente, que necesita tremendamente valerse de la
presencia de un Irán con capacidad nuclear.
Los medios israelíes publicaron una encuesta, proclamando que “un 23% de los
israelíes estaría decidido a abandonar el país si Irán consiguiese tener
armamento nuclear.” La idea es empujar a USA y Europa a un frenesí de acción
anti-irani, porque no existe ningún país con ganas de absorber a dos millones de
refugiados israelíes. Esta es el arma secreta de la propaganda sionista; si nos
mortifican demasiado, sencillamente nosotros volvemos a los países de ustedes, y
esto no les va a gustar para nada. Sin embargo, la poca difusión que se le ha
dado a la encuesta significa que el miedo a Irán está regado más que nada entre
los israelíes más impresionables, pues refleja al 39% de las mujeres y sólo al
22% de los hombres; estos son los que se tragan la propaganda de su gobierno,
halcones, tibios y depres todos juntos.
Paradójicamente para nosotros los israelíes, un Irán nuclear representa una
esperanza de paz, ninguna amenaza. El mayor peligro para nosotros está en la
tendencia agresiva de nuestros generales y políticos. Ya han causado tantas
guerras innecesarias, atacando al Líbano, a Siria, a los palestinos. Tenemos una
necesidad de contrapeso, de algún Estado grande y poderoso que mantenga en jaque
a nuestros halcones locales. Desde que Irak fue sometido por el ejército yanki y
Egipto por medios políticos, los generales israelíes declaran una guerra cada
dos años. Sólo un Irán nuclearizado es capaz de mantener a raya a los matamoros
israelíes y obligar a Israel a entablar un proceso de paz.
No hay un experto israelí en sus cabales, ni siquiera el halcón más extremista,
para creer que un Irán nuclear pueda poner en peligro o amenazar a Israel.
Israel es demasiado poderoso, perfectamente capaz de devolver un golpe, con
consecuencias funestas. Pero la libertad de acción de la que gozan los militares
israelíes estaría controlada, y esto sería excelente.
El equilibrio del terror, o MAD (mutua destrucción asegurada) sigue siendo la
única manera de sortear la amenaza israelí-USiana. Esta es la razón por la que
Julius y Ethel Rosenberg aceptaron el martirio; al ayudar a la Unión Soviética a
construir su bomba nuclear, salvaron a millones de gente de una muerte horrible,
y lo hicieron al precio de su propia vida.
La voz de Saruman
Es muy preocupante que Rusia y China, dos amigos de la independiente Corea, no
rechazaran la resolución apoyada por USA, no la arrojaran en seguida por la
ventana del Consejo de Seguridad. Es verdad que se negaron a seguir el llamado
yanki a las sanciones, pero esto no bastaba. No deberían aceptar ningún tipo de
condena para un país independiente actuando dentro de sus derechos legítimos.
Rusia y China pelearon del lado de Pyongyang contra USA, y no deberían
traicionar a su aliado, el que dio su sangre en la guerra, junto con sus propios
soldados del Ejército de Liberación y los pilotos caídos de la Fuerza Aérea rusa.
Los dirigentes chinos deberían recordar la decisión de Mao de nuclearizarse.
Cuando China hizo estallar su primera bomba atómica, declaró:
“Este es un gran logro del pueblo chino en su lucha para reforzar su defensa
nacional y oponerse a la política imperialista USiana de chantage nuclear y
amenazas nucleares. Defenderse uno mismo es el derecho inalienable de cada
Estado soberano. Preservar la paz mundial es la tarea común de todos los países
amantes de la paz. China no puede seguir cruzando los brazos frente a las
amenazas nucleares siempre crecientes de parte de USA. China está llevando a
cabo pruebas nucleares y desarrollando su armamento nuclear por obligación.
El gobierno chino ha abogado por la prohibición completa y la destrucción
efectiva de las armas nucleares. Si esto se hubiese logrado, China no habría
necesitado desarrollar su armamento nuclear. Pero nuestra proposición chocó con
la obstinada negativa de USA. El tratado de 1963, para prohibir las pruebas
nucleares, entre USA, Gran Bretaña y la Unión Soviética, fue una tentativa para
consolidar el monopolio nuclear de las tres potencias nucleares y tener a todos
los países amantes de la paz con las manos atadas, lo cual ha aumentado, en vez
de reducirla, la amenaza nuclear del imperialismo USA contra el pueblo de China
y el mundo entero… Al desarrollar su armamento nuclear, el objetivo de China es
quebrar el monopolio nuclear de las potencias nucleares, y eliminar las armas
nucleares.”
Cada palabra en esta sonada declaración es tan justa hoy como lo fue entonces.
Basta con poner “Corea” o “Irán” en lugar de “China”, y estaremos de acuerdo en
que Corea e Irán “no pueden seguir cruzando los brazos frente a las amenazas
nucleares siempre crecientes de parte de USA”. Corea e Irán “están llevando a
cabo pruebas nucleares y desarrollando su armamento nuclear por obligación”. En
cuanto el presidente Obama elimine los arsenales americano e israelí, les tocará
hacerlo a Corea y a Irán, con seguridad.
Los dirigentes rusos Medvedev y Putin deberían aplicar su propia doctrina del
mundo multipolar para el caso de Corea. Si quieren refutar sinceramente la
doctrina USiana de dominación sin límites, y creer en la soberanía de cada
Estado, deberían aceptar el derecho soberano de los coreanos a la autodefensa y
la disuasión. El monopolio nuclear es un error ético, porque estipula dos tipos
de Estados: los que tienen derecho al escudo nuclear y los desdichados que no
son dignos del mismo. Deberían rechazar el ardid de la “responsabilidad conjunta”
que los rusos han acatado repetidas veces. Pues no existe tal “responsabilidad
conjunta” o “seguridad compartida” entre el imperio y los rebeldes. Gorbachev
fue un gran adepto a estos términos, y estuvo en el poder el tiempo suficiente
para ver a su país desollado por los acreedores y cercado por las bases de la
OTAN. Putin cayó en la trampa en 2001, cuando dio su apoyo a la guerra contra el
terrorismo de GW. Bush, facilitándole la conquista de Afganistán, y desmanteló
por voluntad propia dos bases navales importantes en Cuba y en Vietnam. Más
tarde, descubrió que USA había aprovechado su credulidad para establecer más
adelante sus propias bases militares y socavar a Rusia metiéndosele en el patio
trasero.
Rusia y América se encuentran las dos metidas en un juego de suma nula, y por
esto es que América promueve las políticas antirusas de Georgia y Ucrania,
mientras trata de aislar a Rusia en la gran competencia por el oleoducto. Los
dirigentes rusos deberían reconoce esta triste realidad y darle más respaldo a
Irán y Corea. Deberían librarse de su deseo tan humano de amigarse con los
dirigentes occidentales. Este es un problema permanente en los representantes
del pueblo: así los dirigentes sindicales descubren que disfrutan más
compartiendo comidas fastuosas con los dirigentes de la fábrica, que no gritando
afuera con los obreros. Y los dirigentes socialistas están propensos a
corresponder las caricias de los dirigentes occidentales, y firmar donde digan
ellos, contra el interés superior de sus pueblos.
Gorbachev vendió su país por moneditas, simplemente por gustar del abrazo de
Ropnald Reagan y Margaret Thatcher. Anuar al Sadat renunció a defender los
intereses árabes por una entrevista en prime-time con Barbara Walters. Muy al
principio de su jefatura, Vladimir Putin se dejó llevar por la amenidad de sus
pares en el G8, compañeros en el mando y pastores de rebaños humanos. Atendieron
los llamados de Saruman. En /El señor de los anillos/, el brujo malo Saruman
trata de arrancar la victoria de las fauces de la derrota, y le propone a
Gandalf, el jefe de los buenos, compartir una “responsabilidad conjunta” frente
a sus amigos y soldados de a pie:
“Nuestra amistad sería provechosa para ambos. Juntos podríamos realizar muchas
cosas más, y remediar los desórdenes de este mundo. ¡Comprendámonos uno a otro,
y quitémonos de la mente a esta gente de poca monta! ¡Que sigan pendientes de
nuestras decisiones! Para el bien común, deseo borrar el pasado y aceptarte. ¿Acaso
no quisieras compartir opiniones conmigo? ¿No lo consentirás?”
Los buenos se asustaron. Se sentían como “sirvientes estúpidos atendiendo el
discurso evasivo de los amos, y preguntándose hasta qué punto esto afectaría su
destino. Era inevitable que Gandalf y Saruman pactaran. Gandalf subiría a la
torre, y ellos se quedarían afuera, esperando el trabajo que les correspondiera
o el castigo. Hasta en la mente de Teoden el pensamiento fue tomando forma, como
la sombra de una duda: “Él nos va a traicionar, va a ir, y estaremos perdidos”.
Pero entonces se rió Gandalf. Y todo se esfumó como una pesadilla”.
Esta es la respuesta correcta a los ofrecimientos americanos de “responsabilidad
conjunta”. Rusia y China son los dirigentes del mundo libre, del mundo libre de
bases y tropas americanas, libre de los mandamientos israelíes, libre de la
manía consumista, libre del dogma neoliberal. Son responsables de la libertad
del ser humano, y deberían contestar con una carcajada cualquier sugerencia
acerca de lo que podrían hacer junto a los opresores mayores.
Nos encantaría ver al presidente Obama sacando a sus soldados y sus equipos
pesados de Irak y Afganistán, de Japón y Corea del Sur, y convirtiendo a USA en
un gigante amistoso. Esto todavía puede ocurrir: esta semana, el mismo Pentágono
condecoró con una medalla a un soldado americano valiente que sobrevivió el
ataque israelí contra el USS Liberty en junio de 1967, 42 anios después que esta
atrocidad se le ocultara a la gente. Esto podría anunciar un nuevo giro en la
política americana y el fin de la influencia sionista. Cuando esto suceda, ya
habrá lugar para una mayor cooperación entre países. Pero mientras, es la
libertad la que está en tela de juego, y Corea del Norte es el lugar donde hay
que defenderla.
Traducción: Maria Poumier