El inexorable avance de los
neoconservadores:
una
lectura de La Cábala más transparente
(The Transparent
Cabal) por Stephen Sniegoski
Israel Shamir
http://www.amazon.com/Transparent-Cabal-Neoconservative-National-Interest/dp/1932528172)
Se trata de un libro muy necesario
aunque espeluznante, que va a salir por I.H.S.
Press, la misma editorial que publicó ya
The
Neoconned (“Los
neocon…quistados”). Stephen Sniegoski le sigue los pasos a los
neoconservadores, en su avance inexorable: aquellos que fabricaron a Bin
Laden, bombardearon Belgrado, y nos regalaron la guerra de Irak y el
Patriot Act; la
gente que clamó: “ ‘Destrucción Creativa’, tal es
nuestro apodo” [1] Sniegoski revela los orígenes ocultos de esta secta
guerrerista que tiene secuestrado al único superpoder. Hay que leer este
libro porque los neocon no se van a marchar. Tal
vez se les conozca por otros nombres, o esgriman argumentos diferentes, pero
no hay que esperanzarse con que se acabe pronto su reino. “Las conjeturas
sobre su inminente renuncia eran algo completamente desacertado. Lejos de
andar rumbo al cementerio político, los neocon
están listos para aumentar más aún su poderío”, dice Sniegoski, citando a
Jacob Heilbrunn.
¿Quiénes son? Los
neocon son principalmente judíos oportunistas,
que compartieron un tiempo con la izquierda y se convirtieron en defensores
de Israel de derechas porque sentían que la izquierda “no les conviene a los
judíos”. Aun si hay alguna presencia de no judíos, como cautivos, entre
ellos, el movimiento es de inspiración judía, tiene una orientación judía, y
está dominado por judíos. Los neocon forman
parte decisiva de lo que llamamos la Judería americana organizada. Al
principio, eran demócratas, hasta que Ronald Reagan, con su odio virulento
hacia el comunismo y la Rusia soviética (él decía: “ahora vamos a bombardear
Moscú”) los contrató para ganar en lo ideológico la guerra fría. Los jóvenes
neocon estrecharon filas, traicionaron los
ideales de sus padres, y llevaron a la ruina a la izquierda que se había
acostumbrado a confiar en los judíos.
“Mientras los conservadores
tradicionales aplaudieron la llegada de los ‘conservadores nuevos’ como
aliados en su lucha contra el comunismo soviético y lo que llaman en el
plano interno liberalismo, los neocon actuaron
en realidad como caballo de Troya en el seno del conservatismo: se las
arreglaron para afianzarse en posiciones dominantes dentro de la movida
conservadora, tanto en lo político como en el plano intelectual, y tan
pronto como fueron ganando poder operaron la purga de aquellos conservadores
tradicionales que se oponían a sus prioridades”. A los viejos conservadores
que les habían dado protagonismo los echaron de lado los novísimos
agresores, y se convirtieron en irrelevantes “paleo-conservadores”.
Por cierto cualquiera que haya
intentado ganar una guerra confiando en la ayuda judía ha terminado
lamentándolo, incluso en caso de guerra victoriosa. Al que le haga falta
comprobar la vigencia de este antiguo refrán, el libro de
Stephn Sniegoski le ofrece la demostración
requerida.
El anterior presidente George (H.)
Bush preparó su guerra contra Irak sacando provecho de las habilidades de
los neocon para movilizar la opinión pública, y
logró que los americanos apoyaran la guerra. Pensó que podría mantener un
rumbo propio después de la victoria, y se negó a darle a Israel unos diez
billones de dólares que le pedían, mientras el gobierno israelí no dejara de
extender las implantaciones de colonos en Palestina. Y éste fue su error.
Mientras estuvieron en el poder, los neocon
tejieron sus redes y fueron infiltrando todos los niveles de control.
Stephen Sniegoski revela que los neocon no son
“siete u ocho individuos”, como plantea Seymour Hirsh,
ni tampoco “unos veinticinco judíos”, en términos de
Tom Friedman, sino amplias y desplegadas redes de magnates, medios,
políticos, equipos de consejeros. “Cuando decidieron que ya el presidente no
les convenía, lo dieron de baja activando sus redes en contra de él. Y el
George H. Bush que gozaba de un astronómico 90% de apoyo según las encuestas
se vino a pique en la derrota electoral.”
Stephen Sniegoski explica en detalle
la conexión neocon con Israel, su plan militar
para “la seguridad del entorno”, donde el ‘entorno’ se refiere al Estado
judío, mientras que la ‘seguridad’ se supone que la pongan los ciudadanos
yankis. El lector se asombrará al descubrir por
qué eligieron a Irak como su primer objetivo. Proclamaron que de Irak
brotaba un peligro tan inminente como indiscutible para Israel e incluso
para USA, pero Sniegoski demuestra que eligieron a Irak porque lo
consideraban eslabón débil. En su plan de guerra, muy correctamente
calcularon que se puede quebrar a Irak en comunidades étnico-religiosas
peleándose entre sí, y esto con relativa facilidad. También invocaron muy
correctamente la flaqueza militar y social de Irak, y por esto es que
eligieron atacar a este pobre país.
Sería un error imaginar que los
neocon están haciendo simplemente lo que Israel
les pida. Quieren guerra y fratricidio dondequiera. Y lo admiten encantados:
“somos gente peleadora y nos gusta la guerra… Lo que no soportamos no es que
podamos sufrir bajas, sino perder la guerra nosotros”. [2] Por supuesto, la
‘gente peleadora’ en cuestión no designa a los americanos en general, sino a
la propia comunidad neocon, es decir la Judería
USiana. Como ni ellos ni sus hijos nunca sirven
en el ejército, salvo contadas excepciones, pueden disfrutar sus guerras y
despreciar olímpicamente la cuestión de las bajas.
Su primera guerra la libraron en
Afganistán. “Los neocon apoyaron la ayuda
militar extensa a los islámicos y afganos “combatientes de la libertad” en
su lucha armada contra la ocupación soviética. La ayuda militar, que había
empezado bajo la administración Carter, fue muy limitada en esa etapa.
Richard Perle jugó un rol decisivo al equipar a los “combatientes por la
libertad” con misiles Stinger que resultaron
letales frente a los helicópteros soviéticos invencibles hasta entonces.
[3]. Irónicamente, los neoconservadores ahora presentan a esos mismos
musulmanes a los que ayudaron a militarizarse como una mortal amenaza
terrorista para América y el mundo entero”.
La guerra siguiente tuvo lugar lejos
del Medio Oriente, en los Balcanes. Apoyaron el bombardero de Serbia, pero
esto no era suficiente para dicha “gente peleadora”. Pidieron que se
mandaran tropas terrestres para combatir a los serbios. “El comité
intervencionista de Acción en los Balcanes, que pidió tropas terrestres de
la OTAN para Kosovo, incluía a figuras neoconservadoras prominentes tales
como Richard Perle, Jeanne Kirkpatrick, Max M.
Kampelman, Morton
Abramowitz y Paul Wolfowitz. Otros
propuganadores oficiales de una guerra más cruda
fueron Eliot Cohen, Elliott Abrams, John
Bolton, Hill Kristol,
William Kagan y Norman Podhoretz. [4]”
Ahora todos quieren hacer papillas a
Irán, pero también está la destrucción de Arabia saudita en sus planes. “En
agosto del 2002, Max Singer presentó un artículo
a la oficina para ‘Net Assessment’ del
Pentágono, donde una vez más expresó que era urgente el desmembrar a Arabia
Saudita. [5]. La revista Commentary, en su
número de julio-agosto de 2002 ofrece un artículo titulado “Nuestros
enemigos los sauditas” por Victor Davis Hanson,
que planteó que “los subversivos sauditas ya estaban en camino de tomar el
control de los mismos Estados Unidos” y llamó a “promover trastornos, o
incluso el caos, francamente” en Arabia saudita.
El experto para este país, prominente neoconservador, era Stephen
Schwartz, qu planteó
que había una conspiración saudita/wahhabista
para tomar el control de todo el Islam y regar el terrorismo en el mundo
entero.”
Mientras que estas cosas suelen ser
conocidas para la gente que lee, y se pueden hallar en el libro reciente de
Jacob Heilbrunn “El auge de los
neocon” (The
Rise of
the Neocons) Sniegoski agrega
correctamente lo espeluznante: explica por qué el programa
neocon es inevitable. Conseguirán lo que
quieran, porque la base de su poderío, es decir los judíos ricos y los
dueños de los medios, tienen todas las opciones bajo control. ¿Te imaginas
que el problema sea Bush el retrasado mental o Cheney el perverso? Piénsalo
mejor. Siniegoski nos devuelve al año 2000,
cuando los electores americanos podían haber elegido a John
McCain.
“Para aquellos que critican a Bush y
Dick Cheney por la guerra en Irak, una pregunta hipotética que cabe hacer
es: ¿Cómo habría respondido Mc
Kain al 11 de septiembre, si hubiera sido el
presidente entonces? Conociendo su entusiasmo para darle guerra a un país
(Serbia) que no amenazaba a Estados Unidos en lo más mínimo, su
argumentación para cambiar por la fuerza el régimen iraquí y su
inquebrantable apoyo al ataque efectivo a Irak en 2003 (para después ser uno
de los halcones ene. proyecto de atacar a Irán), [6] no hay ningún motivo
para pensar que McCain de presidente hubiese evitado una guerra contra Irak.
En realidad, lo más probable es que habría promovido un enfoque belicista
sobre Irak aun si no se hubiera dado tamaño ataque terrorista contra los
Estados Unidos.
Más aún, el senador republicano John
McCain rival de Bush en las primarias, era el favorito de muchos
preeminentes neoconservadores en 2000. Como lo escribió Franklin
Foer, editorialista del liberal
New
Republic: “los neoconservadores
judíos se enamoraron mucho de John McCain. No
solamente William Kristol, editorialista de
The
Weekly Standard. McCain también
sedujo a personalidades faro dentro de la familia neoconservadora como David
Brooks, la familia
Podhoretz entera, Dorothy Rabinowitz del
Wall
Street Journal, y el articulista
Charles Krauthammer”. [7]
Los demócratas habrían llevado a USA
a la misma guerra, junto con los mismos neocon
(o tal vez con otros, apenas diferentes). ¡Albert Gore y Joe
Liebermann eran aún más
proisraelíes y guerreristas que Bush y Cheney! Esto se repitió en
2004. “Aún si la base demócrata rechazaba con fuerza la guerra, la elección
presidencial de 2004 ofreció pocas alternativas en cuanto a Irak, a partir
del momento en que John Ferry, el candidato votado por los demócratas,
abogaba virtualmente por la misma línea. [8] La política extranjera de Ferry
habría sido, en el fondo, neocon sin los
neoconservadores, o al menos, sin los mismos neoconservadores.”
Una de las razones por las que es
ineludible esta situación es el control que ejercen sobre el discurso
USiano los dueños de los medios. Sniegoski
observa que la Murdoch’s
News Corporation es el grupo informativo en idioma inglés más extenso
en el mundo. En 2004, constaba de más de 175 periódicos (vende 40 millones
de ejemplares a la semana) y 35 canales de televisión. Mientras se
preparaba la invasión a Irak de 2003, los 175 periódicos propiedad de
Murdoch ofrecían editoriales unánimes, en el mundo entero, a favor de la
guerra.” Y Sniegoski agrega, claro que sí, que hay muchos judíos que están
en contra de la guerra, pero no son, ay, dueños de ningún medio masivo….
Traducción: Maria
Poumier
Notas:
[1]
Michael Ledeen, "Creative Destruction," National
Review Online, September 20, 2001, http://www.nationalreview.com/contributors/ledeen092001.shtml
[2]
Courtland Milloy, "War Hawks Blinded by Hardened
Hearts," Washington Post, March 31, 2003, p.
B-1, http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/articles/A55427-2003Mar30.html
[3]
Richard A. Clarke, Against All Enemies: Inside America's War on Terror (New
York: Free Press, 2004), p. 49.
[4]
Balkan Action Council, Press Release, "Balkan Action Council Urges NATO
Intervention, Ground Forces in Kosovo," January 25, 1999,
http://www.southeasteurope.org/documents/pr199.pdf ;
[5]
"Saudi Arabia," Disinfopedia,
http://www.disinfopedia.org/wiki.phtml?title=Saudi_Arabia&printable=yes
;
[6]
Brian Knowlton, "Legislators demand more action on Iran," International
Herald Tribune, January 22, 2006,
http://www.iht.com/articles/2006/01/22/news/policy.php
[7]
Francis Foer, "The neocons
wake up: Arguing the GOP," New Republic, March 20, 2000, p. 13.
[8]
Quoted in Thomas E. Woods, Jr., "The Progressive Peacenik Myth," The
American Conservative, August 2, 2004, http://www.amconmag.com/2004_08_02/article1.html