¡Ha llegado la primavera !
Por Israel Adán Shamir
Ha llegado la primavera hasta nuestro
refugio norteño. La nieve se derritió y descubrió praderas
de un verde pálido constante, milagroso; el hielo espeso
sobre el lago retrocedió hasta las orillas, donde se
amontona como blancos cocodrilos, y un viento cálido sopla
mientras brilla el sol como diciendo ¡basta de perezas,
manos a la obra! La primavera ha dado fin al espléndido
invierno; pues el alma necesita la oscuridad tanto como la
luz, y aquí, a unos 60 ° de latitud norte, a un tiro de bola
de nieve del círculo polar, donde estoy pasando unos meses
lejos del despiadado sol mediterráneo, se nos ha colmado de
oscuridad, desbordante como los helados con que sueñan los
niños. Dios sabe cuánto he añorado la oscuridad y la
reclusión, los cielos bajos y cerrados, el frío y la noche
atiborrada de estrellas, los campos tapados por la nieve y
los pinos doblados por la nieve, el sol rasante, la inercia
de los amaneceres tardíos, los días cortos y los atardeceres
largos, las vívidas llamas en la estufa, la alegría de
patinar sobre hielo y esquiar en las laderas; y todo se me
ha dado en abundancia. Ya la luz radiante permea nuestro
mundo, prometiendo la resurrección de la luz nacida de la
luz,
lumen de lumine,
Φώς
εκ
φωτός.
Es tiempo de noticias felices. En Londres,
el movimiento de solidaridad con Palestina rechazó una
demanda de activistas judíos que querían eliminar la
asociación Deir Yassin Remembered [1], la más
dinámica de las instancias propalestinas, y, firme en sus
trece, por los vínculos que mantienen conmigo (entre otros
pecados mortales). El sábado 10 de marzo en la asamblea
general anual de la campaña de solidaridad con Palestina,
dos mociones [http://www.zionism-israel.com/israel_news/2007/03/legitimate-criticism-of-israel.html]
fueron propuestas por Tony Greestein
y Roland Rance, ambas tan interminables como explícitas,
reclamándoles a los amigos de Palestina que pongan como
objetivo primero de sus campañas “luchar contra el
antisemitismo y la negación del Holocausto”. El puro
caradurismo judío chutzpah es el basamento de
semejante atrevimiento. Estos tipos son tan desvergonzados
que no me sorprendió en absoluto que denunciaran a
Greenstein por uso fraudulento de tarjetas de crédito [http://geocities.com/tonynotgreenstein/Criminal.pdf
]. Greenstein había calumniado la
asociación Deir Yassin Remembered, a su presidente el
profesor Dan Mc Gowan, al director de DYR para Gran Bretaña
Paul Eisen y a nuestro amigo Gilad Atzmon, en The
Guardian, en un artículo titulado “El lado fétido de la
solidaridad” [
http://commentisfree.guardian.uk/tony_greenstein/2007/02/greenstein.html
], y me había atacado a mí en un
largo texto titulado “El antisemitismo no es una respuesta
al sionismo” [http://www.amin.org/look/amin/en.tpl?IdLanguage=1&IdPublication=78&NrArticle=396118&NrIssue=1&NrSection=3
].. Trataron de acabar con DYR, a
pesar de que DYR proporciona becas a los niños palestinos,
información a las multitudes, y conmemora fielmente el
sufrimiento y la lucha de los palestinos. Les contestaron
Paul Eisen [http://groups.yahoo.com/group/shamireaders/message/906],
Ramzy Baroud
[http://arabnews.com /?page=7§ion=0&article=93246&d=7&m=3&y=2007]
y Gilad Atzmon [http://peacepalestine.blogspot.com
].
Y las dos mociones fueron rechazadas por
mayoría abrumadora, del 95%, según informa el blog de Mary
Rizzo [http://peacepalestine.blogspot.com].
Los amigos ingleses de Palestina se pronunciaron a favor de
la libertad de pensamiento y a favor del pluralismo,
negándose a encajar en un “lecho de Procusto” [2] el
análisis social demasiado corto que conviene a los
militantes judíos, para tenernos maniatados. Si las hubiesen
votado, estas mociones habrían desahuciado no sólo a Paul
Eisen, a Gilad y a mí, sino también a Michael Neumann y a
Jimmy Carter y a los profesores Walt y Mearsheimer [3].
Cualquiera que mencione el lobby israelí habría sido
descalificado por antisemita y eliminado. Habrían vuelto
obligatoria la creencia en el mito judío de la creación del
antisionismo: el imperialismo es el único que tiene la
culpa, mientras que el lobby judío es un invento de los
antisemitas, punto de vista que ha sido objeto de una
brillante deconstrucción crítica por el Sr. Ahmad
[
http://www.dissidentvoice.org/Mar07/Ahmad04.htm].
Atormentarse por el holocausto se habría
convertido en tarea obligada para cualquier amigo de
Palestina. Pero los que quieren una Palestina libre quieren
ser libres también: libres para leer, escribir y expresar lo
que se les dé la gana. De modo que, para proteger nuestra
libertad querida, rechazaron el diktat judío y punto.
Poca cosa comparada con las maravillas de la
naturaleza, o con las batallas mayores que libra la gente en
otras partes, pero no la despreciemos, pues se trata de una
batalla importante y de una victoria grande, aunque a escala
interna. Como dijo Churchill una vez, no es el principio del
fin, pero sí es el fin del principio. Durante muchos años
largos, consiguieron todo lo que se les antojaba. Los judíos
de derecha atacaron a Ken Livingstone y a Jimmy Carter por
su “antisemitismo”, mientras que los judíos de izquierda
atacaban a mis amigos y a mí mismo por la misma razón, y de
la misma manera torcida. Uno no podía pronunciar la palabra
“judío”, si no era con superlativos de admiración, y al
mismo tiempo conservar su rango social.
Asustados por los ataques, los aliados más
tímidos se retractaban, o se acomodaban a sí mismos en el
ostracismo, dejaban de contestar las cartas, se unían al
coro. Los sitios web, y ni hablar de los medios impresos,
dejaban de publicar mis artículos, los organizadores de
conferencias anulaban las invitaciones. Como los comisarios
políticos de la Cheka, forrados de cuero oscuro, los
activistas judíos se metían en cualquier debate para imponer
su propio discurso, único y exclusivo, y los demás se
quedaban a la orden. Sólo los de espíritu más fuerte, los
más determinados y los más amantes de la libertad aguantaron
el asalto del enjambre. ¿Tal vez el voto de Londres anuncie
un cambio? ¿Será posible que el largo invierno de nuestras
disputas haya terminando de veras?
Podría ser, porque este es el viento
dominante que nos llega del este. A pesar de su propia
civilización maravillosa, y de las comodidades que ofrece,
Occidente siempre ha sacado sus ideas más profundas y
mejores de Oriente, trátese del cristianismo que le vino de
Palestina, o del socialismo procedente de Rusia. Y ahora
Rusia está ofreciendo su volya, la libertad sin
límites e intraducible de los rusos, como antídoto a la
guerra contra las libertades conocida bajo el nombre de
“guerra al terrorismo”. Rusia es increíblemente libre, o
mejor dicho desbordante de volya: uno puede fumar en un
restaurante o en una taberna, uno no tiene que ponerse el
cinturón de seguridad, hasta el aparcamiento es libre, si se
consigue un lugar. Más importante, uno puede pararse a
decir, escribir y publicar prácticamente cualquier cosa.
Además de todas las libertades que ofrece Occidente, los
rusos pueden a la vez ser gays y mofarse de los
gays, llorar por el holocausto y lamentar que terminase
tan pronto, ser feministas pero acosar a las mujeres, amar a
Israel o reclamar su inmediata disolución. Pues sí, cada
periódico progresista y de propiedad judía en Occidente
critica la falta de libertad en Rusia utilizando
continuamente el latiguillo del “estilo KGB del sangriento
dictador Putin” (o en Venezuela bajo el sangriento dictador
Chávez, o en Cuba bajo el sangriento dictador Castro).
¿Podrá ser que cualquiera al que ellos no amen siempre tenga
que ser un dictador sangriento? Pero los rusos están fuera
del alcance de lo políticamente correcto y la devoción a los
judíos, estos cachivaches aburridos de la posguerra
occidental.
Hace poco, un grupo de escritores visitó
Israel y tuvo encuentros con sus lectores (pasan del millón
los israelíes que hablan y leen en ruso); éstos no
anduvieron con rodeos, y les exigieron que se rindieran a la
ideología dominante: hay que condenar a Irán, glorificar a
Israel, bastión único de la democracia en el Medio Oriente,
denunciar a los rusos que les venden armas a los árabes, y
pegar el grito en el cielo por el antisemitismo ruso. Los
judíos suelen portarse como acreedores y aprovechar
cualquier ocasión para un reclamo. Un visitante occidental
se habría hincado de hinojos, aunque refunfuñando después al
respecto con su esposa, porque en Occidente, dudar siquiera
que el antisemitismo sea algo eterno y omnipresente trae
tantos problemas como negar el holocausto. Pero Rusia es
libre, y cuando los lectores le preguntaron a la escritora
rusa Maria Arbatova que les contara lo mucho que sufre del
antisemitismo y la vida horrenda que lleva en Rusia bajo la
dictadura de Putin, ella se negó rotundamente.
¡Olvídate de eso de una buena vez!, contestó
[
http://m-arbatova.livejournal.com/814.html
].
“Moscú hoy en día es lo mismo que el París
de los años 1960, hay muchos eventos más en un día que en
Israel durante un mes. Hoy, la gloriosa Moscú, es un centro
del mundo. Nosotros estamos hartos de ustedes, como los
árabes están hartos de ustedes y sus reclamos. Este proyecto
occidental fallido ya no sirve. Si a mis hijos se les
ocurriese mudarse a Israel, les diría: ¡mientras yo esté
viva, ni hablar! Rusia nunca ha conocido el antisemitismo,
yo nunca lo he padecido en mis cincuenta años de vida.
¿Dices que un judío no puede encontrar trabajo? Esto le pasó
a mi madre judía, la habían echado una vez, pero en seguida
encontró otro trabajo mejor, merced a sus vínculos
familiares, y se terminó el problema..
Esta fue la respuesta de una escritora rusa
prominente y progresista, a los lectores israelíes. Lejos de
ser una nacionalista rusa, Maria Arbatova es una escritora
feminista destacada cuyo abuelo fue un importante dirigente
judío, fundador del movimiento sionista en la Rusia zarista.
Pero su respuesta fue universal y paradigmática.
En Occidente, Tony Jutt y Harold Pinter
habrían podido decir algo semejante, y tal vez Philipp Weiss
también. Pero los demás todavía están asustados. Las
palabras que los obispos alemanes musitaron [4] antes de
arrepentirse pueden decirse abiertamente en la Rusia libre,
lo pueden decir descendientes de judíos y también cualquiera
que no lo sea. El encanto místico de los judíos ya pasó en
Rusia, donde nadie sabe de lo políticamente correcto, y
donde las iglesias están repletas de gente bendiciéndose
unos a otros con la frase “Cristo es resucitado”. En vez de
sentirse asustados y ofendidos en tanto judíos, como
pretende la teoría multicultural USiana, muchos de mis
amigos moscovitas se consideran a sí mismos “rusos y nada
más” aunque tengan un antepasado judío o varios; la
proporción de matrimonios mixtos anda por el 80%, y la
judería rusa es cosa del pasado. Muchos de ellos se dejaron
llevar por la propaganda sionista, pero han tenido tiempo de
sobra para darse cuenta y lamentar su apresuramiento en
seguirles la corriente a los sionistas.
Israel mismo ha hecho lo posible por
desengañarlos, por cierto. Hasta los rusos más acomodados
descubrieron que se les recibía muy mal en su “supuesto
hogar histórico”. Al oligarca Gusinsky lo persigue la
justicia. Cada vez que se aparece en Israel, procedente de
su residencia principal en España, lo llevan a la comisaría
central. Siendo, como es, uno de los rusos judíos más
ricos, Gaidamak se encontró con su cuenta bancaria
intervenida. Otros rusos menos prominentes fueron
maltratados y explotados por viejos israelíes de los tiempos
antiguos y sus descendientes, igual que los marroquíes
sefarditas que fueron maltratados y explotados unos cuarenta
años atrás. A duras penas algunos pudieron hacerse de un
lugar medianamente respetable. La guerra eterna propuesta e
impuesta por los dirigentes sionistas israelíes tiene pocos
atractivos. Los misiles de Hezbollá les enseñaron que Israel
no es inmune ni invulnerable ya, y que un Israel agresivo
contra Siria e Irán, el que se viene ahora, provocaría
muchos muertos civiles. Corrupto aun dentro de las normas
del Medio Oriente, devorado por el prejuicio y una envidia
enfermiza, Israel posiblemente sea el lugar menos atractivo
para la gente más móvil y emprendedora.
El resultado es que decenas de miles de
ciudadanos israelíes de origen ruso vuelven a Rusia a
reencontrarse con su auténtica patria y con su hogar natal.
La idea sionista tenía cierto encanto romántico pero esas
cosas no duran. En los años 1970, me encontré con unos
americanos negros que se habían mudado al África en busca de
sus raíces, llenos de romanticismo. La experiencia casi
nunca duró más de cinco años. Durante esa etapa, acabaron de
reconocer que son americanos, para bien o para mal, a la vez
que descubrían que los africanos están organizados en
demasiadas naciones y tribus, entre las cuales no podían
encajar. No puedes volver al cabo de doscientos años, ni
hablar de un lapso de dos mil años.
El científico Dan Axelrod, de San
Petersburgo, me contó de sus parientes israelíes que añoran
volver a esta ciudad, y volver a comprar los apartamentos
que vendieron hace unos diez años, en los días de Boris
Yeltsin. Lo único que se lo impide es el hecho amargo de que
el valor de estos apartamentos se ha multiplicado por diez.
Axelrod no tiene este tipo de problemas. Este hijo de padres
judíos va a la iglesia con regularidad, respeta el estricto
ayuno de la Cuaresma ortodoxa, está casado con una mujer
rusa, bautizó a sus hijos y ama su país, Rusia. Parece que
Rusia ha encontrado una respuesta a la “Cuestión Judía”:
ni la furia germánica ni el sometimiento americano, sino la
asimilación en el amor cristiano. El modelo ruso es el único
que puede funcionar, y también puede funcionar en Palestina
también.
Este es un motivo adicional por el cual la
Rusia de Putin es odiada y denigrada en la prensa
principal, oficial y controlada por los sionistas de
Occidente, y por esto es que la quieren los amigos de
Palestina. Un amigo mío, sueco y amigo de Palestina, Stefan
L., me escribió: “Tienes toda la razón acerca de Putin. Una
cosa es que sea un rehén de los oligarcas, pero cada vez
que, por alguna que otra razón, empieza a poner las cosas en
su lugar, lo amamos, con su cara de ratoncito, como los
espías con kalashnikov disimulada en el maletín. Y cada vez
que nos acordamos de de Boris Yeltsin más queremos a
Putin”.
[1] “Recordar [las matanzas de 1948 en ]
Deir Yasín”.
[2] Según Plutarco y Heliodoro, el
legendario bandido Procusto obligaba a los extranjeros,
bien a acostarse en una cama demasiado pequeña, y les
cortaba los pies, bien en una cama demasiado grande, y se
los estiraba a la medida. Teseo castigó a Procusto
aplicándole la misma medida.
[3] De Michael Newmann (profesor canadiense
de filosofía) se puede leer en español “Más allá del lobby
israelí”
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=29552 ; de los
profesores de Yale y Princeton Walt y Mearsheimer, autores
de una investigación que denuncia el lobby israelí en USA,
ver “El lobby israelí y la política exterior estadounidense”
en
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=29522. El
expresidente Jimmy Carter, premio Nobel de la Paz en 2002,
publicó en diciembre del 2006 Palestina, la paz, no el
apartheid, libro que ya es bestseller en USA; contesta
unas preguntas en español en
www.nodo50.org/csca/agenda06/palestina/carter_21-12-06.html
.
[4] Los
obispos alemanes observaron el parecido de la situación de
los palestinos acorralados en Ramalá con la de los judíos en
el gueto de Varsovia, en 1940.
Traducción : María Poumier y Horacio Garetto
(marzo 2007)