Oda a Cynthia
18 07 2002
Cuando una mujer se tira a la línea de fuego, es
que las cosas deben andar bastante mal. La naturaleza arregló
las cosas de modo que la mujer no busque el peligro mientras
ella o su gente no se encuentren metidos en líos serios. Pero
cuando lo hace, al hombre le da una lección de conducta varonil.
Mientras Francia estaba en vías de desaparecer,
una pastorcita llamada Juan de Arco cogió una espada pesada y se
llevó a la flor de la nobleza francesa a asaltar las murallas de
Orleáns. Cuando las ciudades de la España republicana eran
castigadas por la Luftwaffe nazi, fue una mujer, Dolores
Ibarruri, la Pasionaria, quien le dijo a su pueblo : “Mejor
morir de pie que vivir de rodillas”. En 1990, cuando Mijail
Gorbachov llevó a su país al desastre y la desintegración, un
año antes de que la riqueza de Rusia fuera saqueada en la gran
bachata de la privatización, en el parlamento una sola persona
se atrevió a levantar la voz contra el dictador. Era la
indomable Sashiea Umalatov, una diputada de las montañas de
Chechenia.
Ahora le toca sentir en el rostro el fresco
viento de la eternidad a los Estados Unidos. Apareció por donde
no se le esperaba. El pueblo estadounidense se encontró en
situación de rehén de unos pocos individuos con demasiados
dólares en los bolsillos, y codicia sin fronteras en el corazón.
Durante milenios, la diferencia de ingresos, educación y
estándar de vida no había sido tan grande en ningún país. La
riqueza de la nación podría proporcionarle a cada ciudadano una
excelente educación, cuidados médicos óptimos, la niñez podría
ser feliz, la ancianidad segura, firmes el techo y el hogar, y
todos tendrían tiempo libre para ensanchar su mente abriéndose a
pensamientos nuevos y a los amigos de siempre. Los Estados
Unidos podrían estarse encaminando a su manera hacia la edad
dorada de la felicidad y la cordura universal.
Mas ¡ay! un pequeño grupo de gente estruja a la
nación con vistas a sumar otro millón más a sus arcas Serían
capaces de destruir a los Estados Unidos con su codicia sin
límites. En tanto que devotos de Mamón, están totalmente hueros
de compasión hacia el pueblo entre el cual conviven. No ven a la
gente del lugar como “su gente”. Cuando quieren demostrar
compasión, mandan plata a Israel. De cinco dólares que los
contribuyentes entregan en concepto de ayuda, cuatro terminan en
las arcas del estado judío. Es imposible frenarlos, pues los
políticos les tienen miedo y levantan las manos dócilmente y
firman el escrito por el cual prometen mandar más dinero a los
generales israelíes. El apoyo a Israel no es ninguna política
exterior. No es más que el pacto de los mamonitas, y es algo que
se firma con sangre. Con sangre palestina.
Sin embargo una mujer se negó a firmar el pacto.
Una mujer, Cynthia Mc Kinney, diputada de Georgia, se atrevió a
negarse; cuatrocientos diputados del congreso lo firmaron,
eligiendo el avance en su carrera personal y sacrificando el
bien de la patria. Los antepasados de Cynthia fueron esclavos en
su Georgia natal. Y ella es una de las poquísimas personas
libres en el congreso de los Estados Unidos de América. Como
decimos nosotros los israelíes cuando hablamos de Golda Meir,
ella es el único varón por esas tierras. Es una mujer negra, y
es el hombre más blanco de todos ellos, diríamos, como se
expresaban ellos mismos antes de la edad del políticamente
correcto. Ella sabía que los billones de la ayuda a Israel se
necesitan para la gente pobre de los Estados Unidos, para su
propia comunidad de afroamericanos. Ella quiso poner la
soberanía del pueblo y del congreso por encima de todo, mellando
frontalmente el servilismo ante el lobby judío. Ella no está
sola. Otra maravillosa diputada afroamericana, Barbara Lee,
lanzó el único voto en contra de la carnicería en Afganistán;
John Conyers, Jessie Jackon Jr, y Maxime Waters han apoyado la
causa palestina en distintas ocasiones. Está también Ron Paul de
Tejas, el que votó contra una resolución unánime para enviar
felicitaciones a Sharon (en ocasión de su cumpleaños, ndt). Nick
Rahall, John Sununu, David Bonior tampoco se han doblegado.
Sencillamente, Cynthia fue más directa al
denunciar el mal. Dijo “Hay muchos miembros del congreso que
quieren ser libres, y estoy entre ellos. Quería ser libre de
votar según mi conciencia, pero me dijeron que si no firmaba el
compromiso para reforzar la superioridad militar de Israel, a mí
no me apoyaría nadie en mi solicitud de presupuesto. Y así fue,
ni firmé el compromiso ni recibí apoyo. Sufrí en silencio un año
tras otro, porque me negaba a firmar el pacto. Y entonces, como
una esclava que descubre una manera de comprar la libertad....
hice mi trabajo... yo quería ser libre... libre para votar en el
congreso de los Estados Unidos según yo entendía que convenía y
no como me querían imponer”.
Ahora ella es candidata para la reelección, y
sus posibilidades de triunfar son pocas, pues la temible AIPAC,
punta de lanza de la comunidad judía organizada, la tiene en la
mirilla. Estos no quieren ver diputados independientes y libres
en la colina del Capitolio. Su enorme poder financiero, su red
de contactos en los medios de comunicación y en las
universidades sirven para ahogar cualquier expresión
independiente. Lograron descolocar a Earl Hilliard, otro
congresista negro, que no se doblegaba ante Sharon, y ahora se
preparan para hacer lo mismo con Cynthia. Si triunfa ella, el
mito de la omnipotencia judía se evaporará, y los Estados Unidos
vislumbrarán días mejores, porque el apoyo o el rechazo al
estado segregacionista de Israel revela a las claras cuál es el
verdadero programa de un candidato.
Cynthia no está “en contra de los judíos”, pues
hay muy buena gente que tiene orígenes judíos. Mientras la
comunidad judía organizada está implementando una política
repugnante, en otros asuntos domésticos y extranjeros
semejantes, son magníficos francotiradores, estos “últimos
(verdaderos) israelitas”. La comunidad reniega de ellos, y a su
vez ellos la vomitan, pues abogan por la integración en
Palestina y en los Estados Unidos. Algunos han apoyado la
campaña de Cynthia; otro francotirador es el que le organiza la
campaña. Gracias a estos, la promesa recibida del Señor por
Abraham se cumplirá y podremos decirles “os bendecirán todos los
pueblos”.
No estoy seguro de que nadie bendiga de la
misma forma a Rabí Michael Lerner, el editor de Tikkun, un
“revista mensual judía progresista” de California. Rabí Lerner
habló a favor de Cynthia Mc Linney, pero a cambio pidió “que se
le conceda el ingreso en la OTAN a Israel, o que firme con
Estados Unidos un acuerdo de defensa mutua”. Semejante
espaldarazo invalida su objetivo. Como si el respaldo militar y
político de Estados Unidos al estado racista judío no fuese
suficiente, Lerner quiere que se convierta en ley. Cynthia habló
abiertamente contra la hegemonía del lobby sionista, contra la
“conexión israelí”.Lerner lo que ofrece es cumplimentar el
proyecto del lobby sionista a la vez que pretende combatirlo.
Esta maniobra sofisticada no es excepcional para los
criptosionistas, que actúan como agentes de penetración profunda
fuera de su medio, y Lerner ya ha protagonizado una tarea
semejante a favor de los sionistas durante la conferencia de
Durban. La próxima vez, combatirá la adicción a la heroína
exigiendo que la droga se venda en todos los comercios.
Cynthia y otros congresistas podrían aceptar
este ofrecimiento hasta cierto punto, pero deberían rechazar su
exigencia de pago político a los sionistas. Cynthia no es una
voz que venga a enemistar a negros contra blancos, ni a
demócratas contra republicanos, ni tampoco a izquierda contra
derecha. Ella habla por el pueblo de los Estados Unidos y contra
unos intereses extranjeros. Es la diputada que se atrevió a
recordar a los marineros del USS Liberty, masacrados por la
artillería pesada israelí y por los mísiles israelíes[1].
Recordó a sus oyentes el caso de Faris Odeh, aquél bravo chico
palestino que arrostró un tanque israelí con una piedra antes de
ser asesinado. Se opone a la codicia corporativista. Pelea por
la naturaleza que los codiciosos creen poder malgastar a su
antojo.
Esta mujer cuyo nombre parece sacado de los
poemas amatorios de Propercio, el delicado poeta latino que se
llamaba a sí mismo “pálido caballero y esclavo de mi airada
Cynthia” es una figura que representa a América toda, nacida del
espíritu de los Estados Unidos. Ese gran país no quiere morir.
En tales momentos, la tierra llama a sus hijos e hijas a dar un
paso hacia la línea de fuego. Cynthia atendió el llamado. Apoyar
a Cynthia es la suprema prueba de amor hacia los Estados Unidos,
de fe en el futuro de los Estados Unidos en la familia de las
naciones, como nación igual y amistosa, no como ejecutora de la
fe en la codicia.
Es imprescindible unirse en torno a ella, así
como los nobles franceses se unieron en torno a Juana de Arco.
Séase descendiente de esclavos africanos o de inmigrantes
musulmanes, hijo de los confederados o hija de la revolución
americana, judío amante de la libertad o cristiano vuelto a
nacer, ahora es cuando hay que unirse en torno a Cintia y por
los Estados Unidos.
Nota :
[1] El “USS Liberty” es un buque de guerra
estadounidense que cruzaba frente a la costa medio oriental del
Mediterráneo, y que podía llegar a descubrir los preparativos
ultrasecretos del ataque israelí en 1967. Por si acaso, el
estado mayor israelí decidió bombardear el 8 de junio a esta
nave de un país más que aliado, después de una observación aérea
de varias horas; el bombardeo causó 34 muertos y 171 heridos
entre los marinos, y los restos del buque acribillado fue
remolcado hasta el puerto de La Valette, en la isla de Malta. El
gobierno israelí pretendió que se lo había confundido con una
embarcación egipcia que resultó ser un transporte de ...
caballos. El gobierno de EE. UU. se hizo de la vista gorda (ver
el sitio web
http://ussliberty.org ).[Nota del traductor]
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