PARADISE NOW
Confesiones de un agente secreto
(y homenaje a Hany Abu-Assad y su película) [1]
por Israel Shamir
[Este protocolo del interrogatorio del general Dan
Yalon por el Comité de Reconciliación
-presidente
: Mustafa Nashashibi, vicepresidente Yossi Atzmon,
secretaria Svetlana Kuznetsova-
tiene fecha 12 de junio de 2015, algunos años
después de la unificación de Palestina e Israel en
un solo Estado, el Reino de Canaán. Sin embargo,
esta confesión del último jefe de la seguridad del
Estado judío se consideró demasiado sensible, y se
pospuso la publicación hasta este año presente de
2035.]
Presidente:
Cuéntenos sobre los hombres-bomba de los años 1990
en adelante. ¿Por qué no podían Ustedes impedir
estas acciones suicida?
Ayalon: Insisto en recordarle que nada de lo
que yo pueda decir puede ser utilizado contra mí,
según la ley de Reconciliación nacional. Mi
intención es salir libre de este edificio.
Secretaria: sí, ya lo sabemos todos. Hable
con toda libertad.
Ayalon : Los ataques suicidas no eran el
resultado de nuestra negligencia o impotencia. Al
contrario, fueron el mayor éxito nuestro.
Vicepresidente: ¿Qué quiere decir con eso? ¡Murieron
cientos de israelíes inocentes!
Ayalon : ¿Recuerda el principio de los años
1990? Después de la victoria electoral de Itzak
Rabin, se cortó el paso entre Israel por un lado y
Gaza y la Ribera Occidental por el otro; se
implementaron puestos de control, y se les prohibió
a los trabajadores palestinos ir a trabajar en las
ciudades israelíes. En su lugar, se trajo a decenas
de miles de trabajadores emigrantes, de Tailandia y
China. Los trabajadores palestinos no podían
encontrar trabajo si volvían atrás : se encontraban
con sus tierras ocupadas por colonos y militares.
Expulsados de sus tierras, encerrados en sus propias
aldeas y ciudades, los palestinos no tenían más
remedio que resistir. No podíamos acabar
completamente con la resistencia palestina. Esta era
nuestra primera constatación. Teníamos que acompañar
y canalizar esta resistencia en alguna forma
palpable. Esta era la premisa número dos. Y la
tercera era nuestra voluntad de preservar nuestra
ventaja principal, su falta relativa de experiencia
militar.
Formar a un soldado lleva tiempo; por lo menos unos
seis meses, para los principiantes. Un combatiente
que ha sobrevivido algunas batallas es más de fiar
con diez novatos. Con experiencia, un combatiente se
vuelve más audaz y más precavido. Temíamos que, al
correr la resistencia, un ejército guerrillero bien
entrenado pudiese formarse y poner en peligro
nuestro control sobre Palestina.
Presidente: ¡Mentira! En 1993, Arafat volvió
a Ramaláy Gaza con miles de combatientes entrenados,
que combatieron en Líbano y en Jordania.
Ayalon: Los soldados de Arafat ya habían
recibido sus sueldos, y ya no querían pelear.
Querían mandar en todo lo que se les permitiese.
Tenían que acomodarse a la nueva Palestina, pues el
país habían cambiado mucho desde 1967, y tenían poco
contacto con el país desde entonces. Por eso el
ejército de Arafat no era un problema para nosotros.
La gente que nos preocupaba era la juventud de la
primera Intifda. Eran atrevidos, valientes, sabían
manejarse por todo el país, y no nos tenían miedo
alguno. Podíamos quebrarles los brazos, como había
ordenado Rabin, pero no el espíritu.
Una vez, durante una sesión de intercambio de ideas
en mi oficina, en 1993, dijo Motti, el que era jefe
de la sección de operaciones sicológicas :
- No
podemos acabar con sus ataques, pero podemos acabar
con cada atacante.
- ¿Cómo
lograrlo?
- Podemos
crear un virus para la autodestrucción e infectar a
la juventud con el mismo.
- ¿Qué
quieres decir con esto de virus?
- Un virus
sistémico, como los que asaltan a los ordenadores.
Tenemos el mayor poder en el mundo, el control sobre
los medios masivos. Mediante el mismo,
glorificaremos a los que mueren, no a los que siguen
combatiendo. Lo que quiero decir es lo siguiente :
vamos a publicitar sus ataques suicidas, dijo él.
Esta propuesta no tenía sentido, en mi opinión, y
así lo dije. Los “ataques suicidas” de los que
teníamos noticia en aquellos días eran los que se
hacían con coches bomba en el Líbano. Muchas veces,
el conductor ni sabía lo que llevaba; en caso
contrario, generalmente le quedaba una oportunidad
para salvarse. Nuestros dos héroes de 1948 llevaron
un camión cargado de explosivos hasta la alcaldía de
Jaffa; estaban dispuestos a morir con los enemigos,
pero el mecanismo de relojería funcionó de
maravillas, fallecieron treinta árabes, mientras
nuestros héroes se salvaban. Un ataque suicida cabal
suponía un objetivo muy serio, algo por lo cual
valiera la pena morir, como la base de los marines
estadounidenses en 1983; en este caso, murió el
conductor suicida, pero junto con él fueron muertos
250 marines, y esto causó la retirada de las tropas
americanas del Líbano.
- No, dijo
Motti, no me refiero a coches. Con coches, el
terrorista puede salvarse. Debemos animarlos a
ceñirse el cuerpo con explosivos.
Esto no me convencía para nada. ¿Dónde ibas a
encontrar candidatos tan tontos como para cometer
semejante suicido? Ningún árabe puede acercarse a
ningún blanco valioso en Israel. No puede penetrar
en una base militar, un ministerio o la vivienda de
una persona importante. De modo que tiene que
apuntar a un blanco de bajo nivel, y un combatiente
de alto nivel morirá por eso. ¡Vaya trato, para la
resistencia! Pero Motti tenía un plan:
- Para
llevarlos a la trampa, deberíamos permitirles
algunos éxitos, alguna demostración de buena
puntería. Después, cuando se envalentonen, el
rendimiento menguará pero alcanzaremos nuestra meta
: los mejores, los más nobles y los mas valientes de
los palestinos morirán.
Sacó su agenda, y empezó a dibujar el esquema. Su
idea era la siguiente : mediante nuestros agentes en
la resistencia, convendría enviar a los combatientes
a volar autobuses. Conoceríamos sus planes, y los
ayudaríamos a cruzar los puestos de control. Al
mismo tiempo, nuestros enlaces con los medios
puntualizarían nuestra incapacidad para
contrarrestar esta amenaza. Se comentaría aquello
como “el arma secreta de los árabes”. Un buen
diseñador de modas de Tel Aviv crearía un cinturón
sexy para el shahid (el mártir). Toda la prensa,
todos los canales de televisión hablarían de los
mártires. Mucho reportaje, con lo cual resultaría
atractivo para los jóvenes siguientes, mientras
silenciaríamos cualquier proeza que podría ser
realmente peligrosa para nosotros.
Presidente:. ¿Por qué decidió usted utilizar
esta técnica precisamente en 1993, y no antes?
Ayalon : Hubo dos razones, pero sólo una se
discutió abiertamente. Por aquella época, un
movimiento islámico soterrado empezó a organizar una
resistencia armada; el movimiento carecía de cuadros
experimentados, pero estaba ansioso por mostrar su
capacidad. Estaban listos para intentar golpes
mayores, y la idea de alcanzar resultados sin
necesidad de un largo entrenamiento les fascinaba.
También atraían a jóvenes, hombres y mujeres, más
orientados espiritualmente, que estaban dispuestos a
sacrificar sus vidas.
Vicepresidente: ¿Y fue esta la secunda razón
oculta?
Ayalon : Mira, a ninguno no los dos nos caía
muy bien Yitzak Rabin, que era del partido laborista
de izquierda, ni tampoco nos agradaban los acuerdos
de Oslo. Sentíamos que si, al mismo tiempo, nuestro
plan podía moverle el piso a la izquierda israelí, y
llevar nuevamente al Likud al poder, no estaría mal.
¡Y así fue!
Secretaria : ¿ No tenía usted corazón? ¿Cómo
pudo usted autorizar a sus enemigos a matar a los
pasajeros inocentes de los autobuses?
Ayalon: Miren, señores, no podíamos canalizar
la cólera palestina hasta empantanarla. Alguien
tenía que morir, pero nos podíamos dar el lujo de
decidir a qué tipo de muerte le podíamos dar la luz
verde. Si no les permitiésemos volar a la gentuza
que se monta en los atobuses, habrían apuntado a
otros objetivos más definidos y de lamentar. Piense
en Rehavam Zeevi, el ministro. Lo mataron en un
hotel en Jerusalén, y su asesino escapó. Fue un
desastre: ¡hoy matan a Gahdhi [el apodo de Zeevi] y
mañana le tocará al primer ministro!
Vicepresidente: O a usted mismo.
Ayalon: ¡Claro, a mí también! Podían apuntar
a algunos objetivos claves y complicarnos la vida.
Dichos objetivos podían parecer justificados ante la
opinión extranjera, e incluso a los ojos de los
israelíes. Descubrimos un plan para asesinar a los
contratistas que edificaron el Muro. Los nombres de
los contratistas eran muy conocidos, y no podíamos
protegerlos a todos. Dos o tres golpes exitosos
bastarían para que ningún otro constructor
apareciera para edificar el Muro. Podían apuntar a
gente bien conocida por su crueldad. Por ejemplo, un
diario israelí publicó una entrevista con “Captain
George”, un oficial de Shabak que violó a la
prisionera libanesa Dirán. El diario dio las
indicaciones suficientes para que se encontrase al
tipo, y había un grupo palestino tratando de
localizar a “la Bestia”, como lo calificaba el
periódico. Otro grupo planificó un ataque al colono
Avri Ran que aterrorizaba a los campesinos de Yanun.
Podían tomar una página de nuestro libro, y matar a
prestigiosos defensores de Israel : editores,
periodistas, políticos de Estados Unidos y Europa.
Esto habría enfriado a la base que nos apoya a corto
plazo, como cuando asesinamos a Lord Moyne en 1944,
por aquello de adam karov etzel atzmo, como
dice el Talmon : “el hombre cuida de su pellejo
antes que nada”. Por esto es que le dimos luz verde
a los voladores de autobuses. Sólo una vez que el
esquema estuvo implantado, cuando cada chico
palestino soñó con la gloria del kamikaze, es que
protegimos a los autobuses. Después de esto, los
candidatos al suicidio marcaron muy pocos puntos :
mercados, lugares frecuentados por vagos, tiendas de
comida basura. El kamikaze medio mataba un promedio
de 1,4 israelíes, pero además gente pobre, jubilada,
gente intrascendente del todo.
Vicepresidente: ¡Cómo podía usted decir esto
de sus compatriotas judíos!
Ayalon: Cuando era joven, conocí a Yitzhak
Sade, el jefe de Haganah, el héroe de 1948. Le
pregunté acerca del M/S Patria, aquél barco de
refugiados que él y su gente hundieron en el puerto
de Haifa, matando a 250 judíos. ¿Acaso no le
remordió la conciencia? Me dijo : a veces tienes que
sacrificar judíos, para que el pueblo judío viva
eternamente. Pero tratamos de distinguir entre las
vidas judías. Por ejemplo, una de nuestras acciones
bien planificadas estaba dirigida contra los rusos.
Fue un éxito cabal ; las víctimas fueron
principalmente inmigrantes rusos no judíos que iban
a profanar el shabat en una discoteca a orillas del
mar; pero esta explosión sirvió para provocar un
acercamiento de la comunidad rusa. Antes de este
acontecimiento, sentían muy poca solidaridad con
Israel. Más aún, hemos organizado para el mismo día
la estancia del ministro de Asuntos extrajeros
alemán, Yoshka Fischer, en un hotel y con un
dormitorio que tenía vista a la discoteca. No fue
fácil: ningún alto oficial había estado alojado
nunca en ese hotel, demasiado alejado del centro de
Tel Aviv. Pero nuestra gente le convenció de que era
más nuevo y más confortable. Allí se quedó,
prácticamente presenció la explosión él mismo, y se
convirtió en devoto de la causa judía.
Presidente : ¿Cómo pudieron dirigir al
kamikaze a este lugar específicamente?
Ayalon: En este caso, el tipo cobraba por
nosotros, y no tenía ni idea de que llevaba
explosivos en el maletín. Uno de nuestros agentes lo
llevó al lugar, y le dijo que entregase el maletín
al patrón del club. En otros casos, nuestros agentes
dentro de la resistencia dirigieron a los
kamikazes. En todo caso, los kamikazes no entendían
la sociedad israelí: por eso, un joven estudiante de
Naplús, muy prometedor, se mató en pleno mercado del
Carmel en Tel Aviv. El pensó que en Tel Aviv, como
en Naplús, todo el mundo va a las tiendas del
mercado. Y resulta que mató a dos jubilados y a un
trabajador temporal chino, además de reventarse él.
Claro, no fue una operación segura al 100%, algunas
bombas estallaron donde no queríamos, pero igual, no
lo volverían a hacer. Los kamikazes siempre morían,
y esta era la mejor parte del plan. ¡Imagínese lo
que podían haber hecho, en caso contrario! ¿Te
acuerdas del sniper aislado de Wadi Haramiyej, que
disparó y mató a diez soldados nuestros? Su mayor
ventaja fue que actuó solo, ninguno de nuestros
agentes pudo informarnos previamente. No intentó
morir, sino que procuró matar. ¡Si hubiera habido
más combatientes por el estilo, se acababa nuestra
autoridad!
Secretaria : Pero los suicidios no sucedieron
solamente en Palestina, en Irak y en otras partes
igual! ¿ Pretendería usted que también fue un logro
suyo?
Ayalon: No, y también fue lo mejor del caso.
Una vez que instauramos el esquema, la gente actuó
dentro del mismo. En realidad, la gente siempre se
amolda a cualquier diseño bien pregonado. Como en
aquellos años teníamos una fuerte influencia en los
medios del mundo entero (bueno, éramos dueños de
gran parte de los mismos, en realidad), podíamos
hacer propaganda para todo lo que se nos ocurriese.
Si le hubiésemos dado espacio al francotirador de
Wadi Haramyeh, al día siguiente eran centenares de
jóvenes tratando de emular la hazaña. Por eso hemos
borrado su nombre. Al revés, las operaciones
suicidas siempre tuvieron la máxima cobertura. De
manera divertida, este invento nuestro se convirtió
en la marca misma de los musulmanes, aunque antes de
1993 nunca se había sabido de un musulmán que
hubiese participado en una acción de este tipo. Los
universitarios terminaron de embarrar la cosa,
refiriéndose a los herejes de la secta de los
Asesinos y a los libaneses que arrojaban coches
bomba, aunque estos terroristas sí tenían una
posibilidad de salvarse y sobrevivir. También
atacaron objetivos grandes y decisivos. Nosotros
somos los inventores del único método seguro, a
prueba de fuego, para reventar a los mejores jóvenes
palestinos y musulmanes, a bajo costo :
inoculándoles el virus generado en nuestros medios
masivos, el de la autodestrucción.
Presidente : La comisión se va a retirar para
deliberar. Por favor, espere aquí. (Unos minutos más
tarde): Gracias, general, por su franqueza. Usted
valora el hecho de que tantos hombres y mujeres
jóvenes, los más finos, los mejores en la juventud
palestina, muriesen en esta forma horrible e inútil.
El descubrimiento de que cayeron en la trampa de
usted les arruinará la vida a sus familiares
orgullosos. Además, usted no ha ofrecido prueba
alguna que afiance su versión de los hechos : podría
ser un juego fantasioso de su mente. Es mejor para
todos dejar a los héroes muertos dormir en paz. De
acuerdo con el artículo 12b de la ley de
Reconciliación, declaro este asunto concluido y
sellado, fuera del alcance del público por cincuenta
años.
[1] http://www.imdb.com/title/tt0445620/
["Paradise Now", filme de Hany Abu Assad sobre los
hombres bomba.]