Príncipe de Persia
por Israel Shamir
(conferencia ofrecida en la Universidad de Teramo, Italia,
en mayo 2010)
El lobby judío sionista está perdiendo su poder excepcional,
y se encamina a la derrota.
Las películas yankis a menudo funcionan como oráculo que
anuncia los giros próximos de la política de USA. Así nos dejaron aturdidos
con con Dune antes de bombardear Tora Bora, excitaron a sus aliados
mediante la pantalla antes de atacar Serbia, y mostraron el derrumbe de las
torres de New York antes de dejarlas desplomarse de verdad. Tal vez la nueva
producción de Hollywood, Príncipe de Persia, sea un anticipo del
cambio que se viene.
“¡Qué pena, hemos atacado su país! Vamos a retirar nuestras
tropas y ofrecerles compensaciones ahora mismo; en realidad, les declaramos
la guerra porque nos dieron informes falsos acerca de su programa de armas
de destrucción masiva”. Estas palabras del Príncipe de Persia le suenan a un
espectador iraquí como ensayo general de algo muy real. Tengamos en cuenta
que las mentiras sobre las armas de destrucción masiva las inspiraba en la
película un calvo neoconservador mal encarado, al estilo judío, que
conspiraba para los intereses del hermano del rey, el cual se quería
apoderar del trono y usaba en secreto a infames asesinos, con facha de
israelíes. El príncipe, nacido en una barriada de tugurios y ascendido por
el rey sólo por sus méritos propios, pone fin a la guerra, hace las paces
con el enemigo, y recuerda a Obama.
¿Es esto lo que se avecina? ¿Acaso hay signos tangibles de
semejante giro? No se puede parar en seco a las naves grandes, advierte el
Almanaque Náutico. Necesitan de 5 a 10 millas para virar, con todos sus
motores en marcha atrás. Lo que vale para supertankers y porta aviones es
válido también para la nave mayor, los mismos Estados Unidos de América.
Cuando la toma del poder de Obama, el Lobby tenía una
influencia masiva sobre USA, hasta el punto que muchos hablaban de control
total. El lobby estaba estrechamente conectado con el establishment de
extrema derecha israelí. Sus raíces penetraban lejos, hasta dentro de las
caja fuertes de Wall Street. A dedo, dirigía la orquesta de los medios
Usianos. Y Europa temblaba ante los judíos.
Al cabo de un año, el lobby ha perdido mucho de su posición:
El primer ministro Netanyahu fue humillado públicamente y
devuelto a casa, obligado a huir por la puerta trasera de la Casa Blanca.
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El
presidente Obama musitó un llamado inaudito a Israel para que se uniera
al tratado de no proliferación nuclear;
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USA
“aceptó los reclamos árabes para presionar a Israel acerca de su
programa atómico”.
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Un
documento histórico secreto fue publicado por The Guardian:
revelaba los esfuerzos israelíes para vender armas nucleares al régimen
del apartheid de África del sur.
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Hay
rumores de que USA dejará de bloquear las resoluciones antisraelíes en
el Consejo de Seguridad.
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La
judería organizada está sumamente molesta con Obama, pues Obama, en su
discurso inaugural, mencionó a los musulmanes antes que a los judíos;
dijo “somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes, y
no creyentes también” (¡Hay que leer la lista demencial y harto cómica
de las quejas judías al respecto!)
O sea, que no hay quien le pueda meter cuentos al
presidente, que sabe cuándo hay que dar un paso adelante y cuándo es mejor
esperar. Posiblemente él haya aprendido [de El viejo y el mar] cómo
se captura al peje grande. Y mientras tanto, va desmoronando la base
financiera del lobby.
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El caso
Madoff fue un doloroso asalto a la billetera
del lobby. Este criminal manejaba los fondos de muchas organizaciones
judías. Por razones misteriosas, él admitió el crimen, y empezaron a
caer las fichas del dominó monetario. Cierto viejo y venerable congreso
judío americano fue abajo, así como muchos órganos e individuos de menor
cuantía.
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Por
alguna razón oscura, se autorizó el derrumbe de Lehman Brother, y empezó
la crisis financiera. Lehman Brothers era una institución judía
prominente, en realidad una reencarnación del famoso Banco Kuhn Loeb. Y
se vino bajo. Semejante hundimiento no pudo ocurrir sin la bendición de
la administración Obama.
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Ahora se
está dando un ataque insistente a Goldman-Sachs, uno de los grupos
financieros más grandes y conectado con el poder. El diario israelí
Haaretz describía la Goldman-Sachs como una institución cuyos socios
parecen una lista de benefactores de la sinagoga del East Side de New
York, todos judíos. Ahora hay informes diarios acerca de estafas y
crímenes cometidos por Goldman-Sachs en USA y otras tierras. Puede ser
que Goldman-Sachs vaya a juicio, que la declaren culpable, que la
desmantelen, y que se condene a sus ejecutivos. Si cae, lo cual puede
ocurrir, el lobby se va a encontrar en un mundo muy poco hospitalario.
Obama está estrechamente relacionado con Goldman-Sachs, el poder que
infiltró todas las estructuras de poder, pero por lo visto no se
apartará de su camino para salvarlos.
En Israel, se sospecha que la debacle de Dubai fue una
jugada de Obama. Los servicios de seguridad israelíes recibieron un latigazo
en Dubai. Habían planificado una jugada menor y de apariencia nítida:
asesinar a un oficial de Hamas. Pero este crimen lo aprovechó Dubai para
sacarse del medio a muchos espías israelíes, que por lo visto estaban
utilizando la ciudad mercante del Golfo como su cuartel general para la
preparación de una agresión contra Irán. Desde Dubai, uno puede meterse en
Irán eludiendo hasta el control de pasaportes. Las docenas de espías
israelíes no estaban allí sólo para matar a un hombre de Hamás; iban detrás
de una presa mayor.
Ahora bien, no solamente se les echó a perder el plan, sino
que que todo el modus operandi de los servicios israelíes que clonaban
pasaportes europeos y USianos salió a relucir. Después del Reino Unido,
Australia expulsó a un supuesto diplomático representante del Mossad. En
Francia, donde los sionistas estaban en la cumbre, ahora se observan grandes
cambios. El presidente Sarkozy, a pesar de sus raíces judías, expresó que
había perdido la paciencia con Israel. Uno de los ensayistas políticos más
conocidos de Francia, Regis Debray, publicó un libro criticando la comunidad
judía francesa por su apoyo a Israel. En el Reino Unido, un político que
siempre fue crítico con Israel es ahora el diputado que ha llegado a primer
ministro.
En la vieja rivalidad entre el perro y su cola, el perro
decidió no dejarse llevar más por su apéndice, y las tentativas patéticas de
la cola para gobernar al perro han fracasado miserablemente, a pesar de sus
muchos esfuerzos. Por lo visto en algún lugar dentro del establishment ya se
decidió que Israel no le sirve más a los intereses imperiales americanos, y
que el establishment judío se ha vuelto demasiado pesado y tramposo para su
propio interés. Se decidió domar de una vez a la fierecilla judía, y es lo
que está haciendo.
Dudo que el sueño dorado de los israelíes de atacar a Irán
se materialice ahora. Hay 80 posibilidades en contra, y quedan 20. Pero
todavía hay aviso de tormenta, pues si la señora Tsipi Livni se une al
gobierno, volveremos a 50 y 50. Israel nunca ha emprendido una guerra sin el
apoyo sustancial de la izquierda, y la presencia de Ehud Barak no basta.
Domar no es quebrar. Cauteloso, el presidente Obama mandó
señales de que no está buscando entrar en una guerra abierta con la judería
organizada. Tuvo un encuentro con Elie Wiesel y le dio ánimo. Invitó a más
dirigentes judíos a la Casa Blanca, y con esto estaba autorizando a Israel a
dar una mordida mayor. Obama es retorcido, sienten los observadores en
Israel, está jugando sucio, abrazando a Israel por un lado y apartándolo por
el otro.
Resulta pues que se viene un cambio climático: por lo menos
la vieja generación de dirigentes judíos –aquellos conservadores, belicosos,
agresivos y desconfiados- va a dejar paso a una nueva generación, la de Dan
Axelrod, Rahm Emmanuel, J-street y afines. Es demasiado temprano para decir
si se trata de un cambio de estilo o de sustancia, pero el estilo es
sustancia también. Ahora, los espíritus críticos en la web insisten en las
raíces sionistas de Emmanuel Rahm, pero su visita reciente a Israel desató
un huracán. Los israelíes lo abuchearon y lo llamaron antisemita (¿qué otra
cosa se podía esperar?)
Claro que esto no les bastará a muchos de nuestros amigos.
La gente empezó a expresar su desilusión con Obama a las 24 horas de su
entronización. “¿Cómo? ¿Ha pasado un día entero y las tropas USA todavía no
están fuera de Irak, Israel sigue recibiendo apoyo yanki y los banqueros
reciben refuerzos?” Pero esto no debería sorprendernos. La nave USA estaba
tripulada y aparejada para mantener un rumbo fijo; aun si a Obama le
agradase darle vuelta, esto tomaría un tiempo largo.
Traducción: Maria Poumier