Shamir en el zoológico de los
malditos
María Poumier, 21 de diciembre 2006
A Shamir sus enemigos tratan de desprestigiarlo ante la
izquierda con el tema de que “se codea con nazis”; él mismo
recuerda en toda oportunidad que los nazis más peligrosos para
nuestra generación son los judeo-nazis, que están llevando a
cabo un auténtico programa de esterilización del pensamiento,
además de todas las barbaridades qué denunciamos; Shamir es el
analista más talentoso, porque sabe el poder de la fábula, para
ayudarnos a desarmar la articulación más secreta entre los
distintos niveles de la usurpación sionista.
Yo diria que Shamir acepta un papel extremadamente útil para los
antisionistas honestos mas no kamikaze: Shamir funge como el
"repoussoir", que nos "autoriza" a leer y disfrutar a Gilad
Atzmon. Gilad Atzmon es tan vehemente y radical como Shamir;
hasta que Manuel Talens no le rindió el homenaje que se merecía,
con una entrevista sonada, todo el criptosionismo lo trataba de
nazi negacionista etc (siguen haciéndolo, pero Manuel les dio un
buen parón). ¡Muy bien, pues! Estoy convencida de que al pasar
el tiempo, ambos figurarán con otros talentos mayores como lo
más notable de la resistencia judía al sionismo. El mecanismo
por el cual se define lo que es el pensamiento medio, aceptable,
lo describió el propio Shamir, y explicó como hay que hacer para
inclinar la balanza, redefiniendo lo que se considera
extremista, exagerado etc: ver
http://www.israelshamir.net/English/antiSemit.htm, y en
francés : “L’erreur des braves gens”, incluido en el volumen
Notre-Dame des Douleurs. Allí cuenta Shamir cómo los chinos
procuraron la exterminación de todas las moscas, durante la
Revolución cultural; no habían previsto que también estaban
exterminando a las águilas, que se alimentan con salmones que a
su vez se alimentan con moscas. No debemos procurar que
desaparezca la diversidad del pensamiento, sino restablecer el
equilibrio, actualmente perdido, por la hegemonía del
filosemitismo en la cultura.
Sigo con el tema porque hay quien me lo pide, entre los
redactores de Rebelión: creo que Shamir estaría encantado
con que alguna gran editorial española lo publicase, pero no
apareció ninguna para ello; y se conformaría también con que una
minúscula editorial provinciana pero izquierdista lo publicara
en el futuro (¿a ver quién se atreve en España?). Él siempre
dice : lo importante es que las obras que lo merecen caminen; a
Nabokov sólo aceptó publicarle una editorial pornográfica, esto
no le resta valor a su novela Lolita; en nuestros
tiempos, obviamente, la pornografía es el pensamiento oficial, y
es una demostración de valentía extrema intentar publicar una
novela sin el cebo del sexo explícito; pero toda sociedad, por
lo visto, requiere de sus malditos; y la extrema derecha cumple,
muy a pesar suyo, con esta función, la de ser el zoológico de
los imperdonables; esto por supuesto, es puramente coyuntural;
si el Frente Nacional gana las elecciones en Francia, lo cual
puede suceder dentro de pocos meses, surgirá otro vivero de
pensamiento prohibido, seguramente el de las reivindicaciones
negras, y allí estaré yo también, para defender a los que lo
necesiten, los pensadores más profundos, y por ello, más
liberadores del pensamiento ajeno.
A continuación observo el mensaje de Shamir comentando la
liberación de Irving : lo que me llama la atención es la doble
generosidad de Shamir: Irving habló horrores de él en una etapa
anterior; con absoluta hidalguía, Shamir lo felicita y punto.
Otros dicen que no hay por qué alegrarse de tal liberación, pues
Irving ya cumplió 13 meses de prisión. Pues bien, Shamir, al
cristiano modo, prefiere ver en el acontecimiento un regalo
navideño, un motivo de alegría pura. Esta actitud generosa ante
la vida vale mucho, y es algo muy hispánico (por lo menos, yo lo
aprendí de la cultura hispánica, que me aportó todo lo que no
encontraba en la francesa), muy ajeno a la cultura dominante.
Fray Luis de León no dijo su célebre "Como decíamos ayer".... al
salir de prisión y reencontrarse con sus estudiantes en
Salamanca; pero su generosidad cotidiana había alcanzado un
renombre mítico, y por esto cuajó la frase y pegó en la leyenda
esta preciosa manera de señorear su destino; él comentó el
motivo por el cual lo habían castigado (recuérdese que jamás lo
juzgaron, al cabo de 4 años de estar preso... preventivamente,
supongo, porque el que piensa sano y grande es un peligro para
cualquier inquisición) : la envidia, simplemente. Fray Luis no
le concedió la menor importancia al debate ideológico en torno a
su persona, y la historia le dio la razón: ninguna ideología
podía justificar su persecución. No quiero imaginar que los
antisionistas que ayudan a los sionistas a ostracisar a Shamir
estén movidos por la envidia. Otra cosa sí dijo Fray Luis de
León, y lo escribió, como rubrica suya en múltiples documentos :
AB IPSO FERRO, o sea : "en el mismo fierro que me quieren clavar
encuentro yo mis fuerzas para resistir y seguir peleando por lo
que creo".
Este es mi mensaje navideño personal: ojalá, Dios quiera, inch
Allah, que se amplíe la libertad de pensamiento y expresión en
nuestros países, en este año entrante. Se trata de uno de los
frentes de la batalla contra el sionismo; ¡y no pienso dejarle a
la extrema derecha el monopolio de la testarudez y de Shamir!
Los grandes pensadores le pertenecen al pueblo entero, el pueblo
sabrá lo que en una obra grande, es nutridor, y lo que no pasa
de ser espuma pasajera; pero primero necesita que le den la
posibilidad de alimentarse. Exactamente como en el caso de Gilad
Atzmon, que padece un recrudecimiento del ensañamiento,
últimamente, los sionistas saben por qué Shamir les resulta
peligroso (por si no lo sabéis, aquí en Francia le están
formando juicio, no se conformaron con arruinar a su editor;
éste, por cierto, es un marroquí y es un musulmán convencido; no
piensa bajarse los pantalones, y el juicio va ahora a la corte
suprema).
No pienso hacerles el juego a los sionistas: AB IPSO FERRO
seguiremos peleando contra el sionismo, en el mismo terreno en
que nos quieren amordazar.
Response from Rebellion:
From:* Santiago Alba <mailto:sanalco@planet.tn>
*
Estimada María:
Frente a todos los otros compañeros del colectivo, que tenían
muy clara la cuestión desde el principio, he defendido la
calidad y contundencia de Shamir durante meses. Como tú,
considero que es un grandísimo escritor y que sus brillantes y
certeras intuiciones penetran como dardos en la coraza del
enemigo. Para mí, con independencia de que tenga o no razón en
lo que dice, constituye siempre un placer leerlo (un placer
ambiguo, mitad satisfacción mitad inquietud, como debe ocurrir
con toda lectura de calidad). Pero dicho esto añadiré enseguida
que esta vez mi voto ha sido contrario a seguir publicando sus
textos en Rebelión; y añadiré también que, si me veo obligado a
escribir estas líneas, es porque no me ha gustado nada la
combinación de "genio y persecución" que preside tu alegato en
su favor. Comprendo bien la amistad que os une y comprendo
también, como acabo de decir, tu admiración por su escritura.
Pero me preocupa que inscribas la decisión soberana de un medio
inequívocamente antisionista y de izquierdas (lo que no
necesariamente va unido) en una vasta conspiración de
ostracismo contra una especie de "genio maldito e
incomprendido". El victimismo da lustre a menudo, como sabemos,
pero sirve básicamente para ocultar la realidad e invertir las
responsabilidades. Precisamente porque aprecio literariamente a
Shamir, no sólo lamento sino que le reprocho -como a una
persona adulta y razonable que es- su autoexclusión de la lucha
anti-sionista de izquierdas y la desactivación de sus poderosas
armas intelectuales allí donde podían ser realmente útiles y
eficaces. La misión de Rebelión no es localizar y publicar
"genios" y por lo tanto no se excluye a Shamir por serlo. No es
que desdeñemos el genio; al contrario, dejamos de publicar
muchas cosas, incluso si son políticamente correctas, porque
carecen enteramente de él. Pero el objetivo de Rebelión es
banalmente político y se inscribe por tanto en un campo de
fuerzas muy delicado donde desgraciadamente el genio mal
dirigido o mal usado puede ser mucho más destructivo que una
virtud prosaica y sin brillo. Admiro a muchos escritores, unos
muertos y algunos vivos, a los que jamás publicaría en Rebelión
sin que por ello nadie pudiese acusarnos de censura o
persecución. Admiro a Céline pero no le hubiese seguido ni un
paso en su antisemitismo misántropo; leo con placer algunas
cosas de D'Annunzio, pero de muy buen grado le hubiese cruzado
la cara a bofetadas; y me fascina Jünger, pero hubiese
disparado contra él desde la trinchera de enfrente. Los motivos
que nos han llevado a dejar de publicar en Rebelión a Shamir son
los mismos que nos llevan a no empezar a publicar a Cabrera
Infante (que también escribía muy bien) o a Vargas Llosa (autor
de algunas novelas magníficas) y a Umbral (ingeniosísima pluma),
decisiones que tú no calificarías, imagino, de "persecución o
censura"; son razones, digo, de orden político y tienen que ver
en este caso con la funcionalidad consciente y complacida de
Shamir para esa ultraderecha que, si ataca a Israel y siempre
por motivos diferentes a los nuestros, pone bombas en Cuba,
nutre a los paramilitares en Colombia, asesina izquierdistas en
Iraq, ayuda a la CIA en todas partes y colabora, cuando hace
falta, con las burguesías capitalistas contra la revolución. La
ultraderecha no constituye un vivero de "pensamiento prohibido"
que Rebelión, paladín de la abstracta libertad de expresión,
tenga que difundir, aunque pueda denunciar las persecuciones
legales de que sea objeto alguno de sus representantes por
motivos exclusivamente de principios y contra el cinismo y doble
rasero de sus jueces. Pero Rebelión, que apuesta por una
alianza anti-imperialista de amplio espectro, tiene un límite y
es el sionismo; es decir, el nazismo, dos fuerzas hasta tal
punto geminadas que no han dejado nunca de alimentarse
recíprocamente. Shamir no puede ser tan ingenuo como para no
comprender el enorme servicio que rinde al enemigo sionista con
estos ambiguos coqueteos. No hay en este caso ni censura ni
persecución. Yo no publico en El País ni en The New York Times y
no me siento por ello perseguido sino justamente reconocido
como incompatible con los objetivos de esos medios de prensa.
Shamir y yo hemos hecho una elección no literaria sino política
y eso tiene siempre sus consecuencias: Shamir ha escogido no
ser publicado en Rebelión publicando en Ojeda como yo he elegido
no ser publicado en El País publicando en Rebelión. Yo he
escogido tener 2.000 lectores izquierdistas y él 500 lectores
nazis. No puede haber ninguna justificación estratégica para
ello y mucho menos si estamos hablando de un hombre de la
descomunal inteligencia de Shamir. El debía saber que con esa
apuesta no sólo no iba a ampliar la difusión de su mensaje
sino, al contrario, iba a ver reducida su influencia al terreno
menos conveniente para los que son -según pretende- sus
propósitos declarados. Por lo demás, es absurdo pretender que
Shamir tenía la necesidad -si es que quería difundir su obra en
papel y en español- de recurrir a la editorial que publica Mein
Kampf. Yo mismo vengo publicando desde hace años en pequeñas
editoriales izquierdistas que hasta su desliz filonazi habrían
aceptado encantados difundir la obra de Shamir, pero a las que
hoy ya no podría recomendar su publicación. Y en último
término, antes que hacerse cómplice de semejante juego, más le
valdría haberse pagado él mismo la edición (hoy salen
baratísimas) o sencillamente haber seguido difundiendo sus
artículos y sus libros en nuestra página web, donde tendría
asegurados más lectores que cualquier versión en papel. El
criterio de "máxima difusión" es no sólo inconsistente sino
patentemente disparatado, pues Shamir no deja de perder
lectores dentro de la izquierda día tras día, cosa que tanto tú
como él podríais muy bien haber imaginado. Podéis acusar a la
izquierda y sentiros perseguidos, identificando a los
"censores" de Rebelión con los que encarcelaron a Fray Luis de
León, y confiar en que la posteridad rehabilite el genio de
Shamir. Pero yo preferiría que Shamir hicera algo verdaderamente
útil y rectificara ese error estratégico, si es que de eso se
trata. Te ruego que le hagas llegar de mi parte mi admiración
por su talento literario y mi pesar por su calamitosa elección
política; y mi petición de que rompa inmediata y públicamente
cualquier vínculo, personal y editorial, con la ultraderecha
-antisionista o prosionista, me da igual- y devuelva el enorme
potencial de su escritura al único lugar donde puede ser útil
contra Israel y contra el imperialismo: la izquierda,
suficientemente perseguida en todo el mundo como para que
también pueda saciar ahí su mística vocación de martirio. Un
abrazo. Santi.
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