Gaza en guerra
Por Israel Shamir, 3 de enero 2009
Viento frío, esta tarde invernal, en Tel Aviv,
mientras empieza la invasión por tierra, nueva etapa en la
escalada de lo que puede convertirse en una nueva guerra grande.
Eran cientos los manifestantes –mucha juventud, muchas familias
con niños, todo tipo de israelíes y palestinos, con banderas
rojas exigiendo la retirada de Gaza. En Jerusalén, una neblina
espesa tapaba las murallas del casco viejo.
Pero más densa es la niebla que cubre esta
guerra. Todavía no se pueden hacer predicciones. Todavía no
sabemos cuáles son los fines que persigue la invasión israelí,
ni sabemos qué fuerza tiene la resistencia palestina. Son los
combatientes los que están decidiendo el futuro en estos
momentos, no los mandatarios. La guerra puede llevar a la
confrontación con Irán; puede poner un fin brutal al reino
demasiado largo de Hosni Mubarak, puede originar una nueva
Intifada, puede rediseñar el Medio Oriente.
La primera semana de guerra no le valió mucho
éxito a Israel. El ataque empezó como una tormenta furiosa, pero
sólo ofreció la sorpresa de volar la escuela de policía de Gaza,
donde se estaba realizando la ceremonia de graduación, y la
bomba mató a trescientas personas, principalmente jóvenes
graduados. La próxima vez, podrán tirar bombas sobre las
escuelas el primer día de regreso de las vacaciones, con
resultados “aún” mejores. Aparte de esto, el pueblo que se
pretende “luz entre las naciones” logró volar la universidad y
unas cuantas mezquitas, y acabar con algunos nenes, como tardío
tributo al rey Herodes en el día de los santos inocentes.
Crímenes de guerra, sin duda, asesinatos masivos, por supuesto,
pero no ha llegado al holocausto que nos prometieron.
El drag-queen que tenemos de ministro de la
defensa, Ehud Barak, mejoró su rating: el 53% de los judíos está
satisfecho con su performance (Uy, ¡qué fácil es tenerlos
contentos!) mientras sólo eran el 34% hace unos seis meses. Las
encuestas predicen cinco asientos adicionales en el parlamento
para su Partido Laborista en las elecciones generales que
tendrán lugar en febrero próximo. O sea, 40 cadáveres palestinos
por asiento. Claro, hay que tomar en serio a Barak cuando
promete que esto sea solamente un ritmo de arranque, pues
necesitaría 2000 muertos más para dejar de ser un partido
político difunto y alcanzar la mayoría en el parlamento como en
sus buenos tiempos”, observó Ran ha-Cohen.
La figura rechoncha de Barak está siendo vendida
por los organizadores de su campaña como la del Fuhrer (ha-manhing)
de sus partidarios, con el éslogan: “no se ríe, es un líder”. A
lo cual respondieron los manifestantes en Tel Aviv: “No se ríe,
es un asesino”. Barak no se parece mucho al Fuhrer, con su
rostro afeminado, perfecta contraparte de la jeta masculina de
Tsipi Livni, a su vez pregonada como “el otro Fuhrer”. Nuestro
amigo Gilad Atzmon, que es primo de Tsipi Livni, escribió acerca
de estos personajes de sexo confundido que están a cargo del
Estado judío:”Tanto Livni como Barak tienen que proporcionarle
al votante israelí alguna gran masacre devastadora, para que los
israelíes puedan creer en su jefatura.”
En todo caso no están ganando mucho terreno. A
pesar de los bombardeos diarios, los habitantes de Gaza siguen
contestando al fuego adverso, precisando la puntería y mejorando
en su armamento, llegando con sus roquetes hasta Beer Sheba.
Además, no están suplicando por un cese al fuego incondicional,
y la lista de condiciones para un cese al fuego que ha
establecido Israel es tan irrealista como la que le planteaban a
Hezbolá hace dos años. La iniciativa se ha mantenido firmemente
en manos de Hamás, hasta el día de hoy.
La dirigencia de Gaza ha tomado un riesgo
atrevido aunque calculado cuando se negó a prolongar la tregua
mientras los judíos no levantaran el sitio de la Franja y
observaran la tregua en Cisjordania igual. Estas exigencias
enfurecieron a nuestros fuhrercillos, que están acostumbrados a
decidir sobre cuestiones de guerra y paz solitos, y se lanzaron
al ataque.
El gobierno israelí calculó mal: su acción fue
correspondida, de manera justificada, con hostilidad en el mundo
entero. Algunos de los mejores comentarios contra la agresión
israelí aparecieron en la prensa de difusión masiva en
Occidente, así el artículo de Mark Steel en el Independent,
y los de otros escritores. Con la excepción esperada de la
administración Bush, Occidente está expresándose y
manifestándose contra la invasión. En Occidente un graffiti en
la pared de una sinagoga moviliza más protestas que el bombardeo
de una mezquita y la matanza de todos los reunidos allí para
rezar, pero todavía es posible que el yugo judío que tiene
sometida a la opinión pública occidental se quiebre, como
resultado de esta intervención. Lo que no se esperaba es que los
medios rusos, habitualmente firmes en el apoyo a los judíos,
está hablando a una sola voz contra la agresión israelí.
Ahora es el momento de manifestar, de llamar al
ostracismo para Israel, a la renuncia de Mubarak, y es el
momento de dar todo nuestro apoyo al legítimo gobierno de Gaza.
Permanezcan, amigos, en sintonía.
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Traducción : Maria
Poumier
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