1. ¡Ay, el lobo, el lobo!
Sería
difícil ignorar las muchas advertencias, de tanta gente, sobre el ataque
US-Israelí contra Irán que se nos viene encima. Un grupito de ex
fantasmas ha saltado del pasado para explicárnoslo
[1]. Para nosotros, los fantasmas no son muy de fiar -
ni ex ni en actividad - y la CIA no es la mejor referencia. Pero es
cierto que esto encaja con las predicciones del supuestamente
“abominable” Fidel Castro[2],
y encaja con el acaloramiento en las fronteras de Gaza y el Líbano.
Encaja con el movimiento de algunos barcos de guerra USA con escolta de
U-boats israelíes, cerca de las playas de Irán[3].
Hay rumores de fuerzas israelíes de avanzada colocadas en Azerbaiján y
hasta de una colaboración de Arabia saudita[4],
y se nos dice que valen como pruebas. Los agentes del Lobby piden guerra
sin descanso. Chantajean a USA diciendo: si Obama no ataca, entonces
Netanyahu lo hará, de modo que estarán obligados a entrar en línea. Es
lo que procura en el fondo el largo artículo de Jeffrey Goldbert (13 de
agosto 2010 “El
punto de no retorno”,
http://xisrael.wordpress.com/2010/08/13/jeffrey-goldberg-el-punto-de-no-retorno
/ ).
Por otra parte, hemos oído gritar “el lobo” tantas veces, de parte de
tanta gente, que ya estamos vacunados. A lo largo de estos años, no pasó
un mes sin que nos llegara un muy serio aviso del ataque inminente a
Irán.
Por mucho que estas advertencias las coree gente amiga, igualmente le
sirven al enemigo. Aumentan la presión sicológica sobre Irán. Aunque
fuera por este único motivo, yo me siento listo para apostar: no habrá
ataque contra Irán. Israel nunca ha entrado en guerra sin sus partidos
de centro izquierda en el gobierno. Así que mientras el gobierno israelí
sólo incluya partidos de derecha y extrema derecha, no está a la vista
la guerra. Sería como salir a manejar un carro sin seguro. (El partido
laborista de Ehud Barak es demasiado débil para tener importancia. Si
Tsipi Livni se uniera al gobierno, yo diría: a correr. Pero mientras
tanto, no.)
Me maravilla la calma del presidente Ahmadinejad: en su lugar, una
persona más débil ya se quebraría y daría por hecho el ataque inminente.
Pero él no, por lo visto considera que perro que ladra, en este caso no
morderá. Este punto de vista lo comparte el diario egipcio bien
informado al Ahram. Nos dan a escuchar sablazos chocando en el aire,
pero posiblemente no pasen de ahí, escribe allí Amani Maged.
La
razón principal es que no hay ningún amor pasional entre Obama y
Netanyahu. Ninguno de los dos confía en el otro.
En
Israel hay un miedo oculto: y es que si Netanyahu se guiara por el
esquema de Goldberg, el presidente USiano no se tiraría a salvar y
defender a Israel. Obama jamás prometió que lo haría, y no alberga
ningún instinto que lo mueva como por reflejo a defender Tel Aviv en
cualquier circunstancia. El 90% de los judíos israelíes no lo quiere; lo
odian los judíos yankis de extrema derecha que se dicen “amigos de
Israel”. Hace un año, después de su discurso de El Cairo, hubo una
sensación a escala universal, de que la administración de Obama no se
prestaría al papel de peón para Israel. Ahora esta ilusión de
independencia americana se ha esfumado.
Son famosos los israelíes por su indiscreción vanidosa
(“larutz
lesaper lehevre”,
se dice en hebreo). Un
confidente de Netanyahu, Ari Shavit, nos dijo que “el dirigente israelí
ejerció presiones secretas sobre el dirigente yanki”, con lo cual dobló
la rodilla y pidió piedad. El hombre de las presiones secretas sería
nada menos que Lester Crown, el multimillonario judío de Chicago, el que
“hizo a Obama” y supuestamente mantiene un control total sobre su
criatura, o también puede tratarse de otro judío de Chicago, Marty
Nesbitt. Ahora bien, aún si el presidente se ha visto forzado por sus
benefactores judíos a dar un giro radical, seguramente le rechinaron los
dientes ante la humillación.
Desde el punto de vista israelí, el guión más temible sería el
siguiente: Netanyahu no le hace caso al confuso señalamiento de Obama
sobre una promesa de blindados, y lanza un ataque. Entonces Obama se
queda quieto mientras Israel se desangra bajo la respuesta iraní. Los
israelíes recuerdan que esta fue la táctica en el trato con Saddam
Hussein: a este, supuestamente el mejor amigo de USAmérica, que recibía
amplia ayuda militar, se le llevó a creer que Washington le daría la luz
verde para la invasión de Koweit.
La interpretación más probable de los chasquidos de sable es que los
israelíes efectivamente preparan una nueva invasión del Líbano, con la
esperanza de que Irán se quede paralizado por el miedo a una guerra sin
límites. Como todas las anteriores invasiones del Líbano, sería un gran
crimen y un error enorme, pero no llegaría a ser un acontecimiento
apocalíptico.
Es cierto que esto es una repetición de lo de 2006, cuando las
predicciones de un ataque americano sobre Irán también sonaban alto,
pero allí sí que Bush retrocedió, y fue la derrota redonda para el
ejército israelí en los valles del montañoso Líbano del sur.
2 ¿Y si se da el ataque?
Ahora bien, si este
pronóstico optimista se parece a los que ofrece de tanto en tanto la
meteo, y en vez de un día soleado con chubascos nos toca tormenta
desatada, es todo el edificio del Medio Oriente el que se viene abajo.
Nada podría detener este juggernaut. Después de Irán, caería Siria.
Después de Siria, Arabia Saudita. El clásico efecto dominó: Irán se
alegró cuando cayó Irak. Los saudíes quieren que caiga Irán. Israel
quiere que caigan todo. Esto esta inscrito en su
Clean
Break y la fuente del mismo,
Oded Yinon’s
paper, al que siguen
religiosamente.
Si les falla la memoria a los saudíes, vamos a refrescársela: unos meses
después del 11 de septiembre, el analista de la Rand Corporation Laurent
Murawiec reunió y actualizó el Defence Policy Board de Richard Perle,
llamando a Estados Unidos a abalanzarse sobre Arabia Saudita. El neocon
les dijo: “hay que apuntar a sus campos petrolíferos, y apoderarse de
sus depósitos financieros”. Para desvirtuar el plan, entonces escribí yo
en un ensayo (acertadamente) titulado ¡Recoge tu dinero y a correr!
(Take
your Money and Run):
“ Los ricos de la península arábiga están coqueteando con los judíos,
son una tentación para ellos, y están al alcance de los Merkeva
israelíes. Tienen demasiados motivos para destrozar la Arabia Saudita.
-
Los saudíes tienen demasiado
dinero, demasiado petróleo, y demasiado pocos amigos.
-
La eliminación de todos los
depósitos financieros saudíes será saludable para el Dow Jones que está
flojo y fortalecerá al dólar debilitado.
-
Este país próspero y bien
armado debe ser reducido antes que Israel dé el paso más importante, que
es la toma y destrucción de las hermosas mezquitas omeyades en
Jerusalén.”
-
Con la destrucción de Irán, empezaría el conteo para la toma de Arabia
Saudita. Dicho con las palabras de un neocon: “todo el mundo quiere
acabar con Teherán. Pero nosotros los hombres de verdad lo que queremos
es acabar con Ar-Riyadh.” Ya que es imposible un ataque contra Irán sin
el apoyo saudita, en este caso la “ironía de la historia” dibujaría un
círculo perfecto. Nos sacaremos de encima a los enemigos de Israel uno
tras otro, cada uno facilitando la caída del próximo, sin percatarse de
que le tocará ser la víctima siguiente.
3. El segudo zapatazo
Pero un ataque al Líbano no es
seguro, y no sería el fin de la aventura, predice uno de los mejores
expertos, David Hirst, especialista en Medio Oriente y periodista inglés
brillante, de la estirpe de Robert Fisk y Patrick Seale. Escribió lo que
se puede afirmar es el mejor libro jamás escrito sobre Palestina/Israel,
llamado El arma y el ramo
de olivo (2003),
hace varios años, y desde entonces me quedé esperando su segundo libro
como uno espera que caiga el segundo zapato.
Ahora lo ha entregado, y nos desentraña todos los misterios de ese país
que tanto con confunde, donde las alianzas no duran, y las expectativas
se hunden en la nada.
Para el que no lea más que un libro
al año, este es el que hay que leer este año: Cuidado con los Estados
pequeños; allí entenderá porqué las invasiones israelíes al Líbano
siempre han sido y seguirán siendo un desastre sin compensaciones para
todas las partes involucradas. El Líbano es pequeño, pero la
advertencia de Bismarck acerca de Rusia “a nadie se le ocurra invadir
ese país” vale perfectamente para él también. Su predicción es la
siguiente: la próxima guerra árabe israelí, la séptima, empezará como un
segundo round de la de 2006 (con un ataque israelí sobre el Líbano),
pero esta guerra se regará hasta Siria y Gaza. Será una guerra de
mísiles, como la de 2006, pero mayor. Después, se regará por todo el
Medio Oriente, hasta la derrota de la agresión sionista. Escribe Hirst:
“este conflicto [árabe israelí] que parece interminable empezó por la
espada, y por la espada concluirá, pero puede que hagan falta muchos
azotes y sufrimientos sangrientos hasta entonces.
4. ¡Démosles guerra!
Por muy pequeñas que sean las probabilidades de una guerra total, no
deberíamos quedarnos sentados, lamentándonos, y a la espera de que el
enemigo actúe. Además, el miedo a la guerra no es el mejor consejero. Si
lo que quieren es guerra, démosles guerra, pues. Ataquemos al jefe de
los guerreristas, bien sabemos quién es. Llamémosle con Mearsheimer “el
Lobby”, con James Petras la “configuración del poder sionista”, o “los
maestros del discurso”, como digo yo, o como nos dé la gana. Están
gritando, desesperados por disparar, como locos. ¡Enhorabuena! “Ya no se
trata de la cola meneando al perro, sintetizó Anatole Lieven, sino de
que el rabo obliga al infeliz perro a dar vueltas en redondo, con la
cabeza chocando a cada rato contra el techo”.
¿Cuál es el secreto de semejante éxito? Es una cuestión de alquimia, en
cierto modo. No por casualidad los judíos acunaron la alquimia en su
despertar. Con la diferencia de que los alquimistas de antes trataban de
trasmutar los metales básicos en oro, mientras que los modernos
alquimistas del Lobby trasmutan el oro real de nuestro trabajo en oro de
mentirita, y pagan a otros con esa moneda falsa. En vez de alambiques
desbordados y retortas burbujeantes, usan los bonos, las rentas, las
hipotecas, los intereses, los productos derivados y otros instrumentos,
que son los que usan Goldman Sachs[6],
Madoff[7]
y cientos de banqueros más para robarte tus ingresos. Esta alquimia no
va más allá de la falsificación. ¡Arremete contra ellos, lector
americano, y te salvarás! Y por añadidura salvarás al mundo también. A
ellos hay que darles guerra, no a los iraníes o iraquíes. El gran
americano Eugene Debs lo dijo: “Si te dan armas, no las uses contra
extranjeros lejanos. Vuélvelas hacia tu verdadero enemigo, el que tienes
en casa. Expropiar a los expropiadores, robar a los ladrones, es lo que
hay que hacer”.
El matrimonio alquímico
El problema es que el lobby orienta tanto a la izquierda como a la
derecha hacia un solo objetivo, su propio objetivo. Milagrosamente, el
alquimista casa a las fuerzas más reaccionarias con los progresistas más
cultos, en un matrimonio que es parodia grotesca. Las bodas místicas se
refieren a la unión de rey y reina, intelecto y alma. La versión del
lobby es una boda de carnaval.
El rey es el nuevo
aliado del lobby: la movida “Tea-party”, donde se juntan republicanos de
seudo-derecha con mezcla de fascistas europeos como
Geert
Wilders.
Estos hombres y
mujeres, unidos por el odio al Islam, a los comunistas, a China y a
Rusia, han jurado obediencia a Israel y apoyaron el proyecto de ataque
a Irán. Se trata de una nueva extrema derecha que eligió pactar con los
judíos, exactamente como hicieron Mussolini y Franco.
En lugar del
elemento femenino cargado de alma, los maravillosos alquimistas del
lobby agregan militantes gays y feministas desalmadas a la corriente
principal de seudo izquierdistas. No la reina (Queen) sino los Drag
Queen. Son tan destructivos como los fascistas.
Recuerden, el
ataque a Afganistán tuvo como paso previo un tiroteo verbal cerrado por
parte de la izquierda feminista (como lo comenté en su momento; ver
“Shlimazls and Priestesses”,
http://www.israelshamir.net/English/Eng4.htm) Y es lo que vienen
repitiendo. He aquí los titulares más recientes de The Guardian,
el mejor diario de la izquierda moderada:
-
Habla una
iraní enfrentando la lapidación: “es porque soy una mujer” (
'It's because I'm a woman';
-
“Cuando el adulterio significa la muerte” (When
adultery means death,)
-
Irán se prepara a ejecutar a un chico de 18 años por sodomita”(Iran
set to execute 18-year-old on false charge of sodomy.
)
Es una repetición del trato que le dieron al comunismo soviético. Cuando
Reagan quería bombardear a Moscú, los seudo-izquierdistas condenaban a
los soviets por su falta de democracia y por el trato a los disidentes.
¡Magnífico reparto de las tareas: la falsa derecha llamaba a acabar con
los malvados bolcheviques, y la falsa izquierda (a la que sustituyen hoy
los activistas de género)
justificaba el destrozo!
Los activistas “de género” no son simplemente hombres y mujeres con
cierta preferencia sexual; no nos interesa la vida privada de la gente,
dejemos que siga privada. Los activistas del género utilizan el género
como factor clave. No es cuestión de la mujer, sino de las feministas.
No es cuestión de practicantes de las relaciones sexuales con gente de
su mismo sexo, sino que se trata de militantes gays, lo que denuncia
Joseph Massad [autor de Desiring Arabs, 2007] como “internacional
gay”.
¿Por qué el activismo de género ha pasado a ser tan importante en la
guerra contra el Islam (y contra la Iglesia)? ¿Porqué esta obsesión en
los medios masivos con los activistas de género? No es por compasión. Se
los elige y protege porque, mediante sus acciones provocativas, están
poniendo en ridículo la santidad del matrimonio en general, y en última
instancia de la santidad del matrimonio sagrado arquetípico, que es la
unión del cielo y la tierra. El objetivo es socavar la arquitectura
sagrada sobre la que se sostiene el mundo. Ayudan a profanar el mundo, a
eliminar los últimos vestigios de sacralidad, y esta es la verdadera
meta final de los Maestros del Discurso.
En el nombre de la profanación es que los judo-americanos combaten a los
píos puritanos de Persia, y a los monjes guerreros del Líbano. Los amos
podrían tener control sobre los reactores nucleares iraníes, como
controlaron la bomba pakistaní. Lo que no pueden tolerar es la sociedad
basada en la fe de los iraníes, su fe en Dios es lo que no pueden
tolerar. Porque semejante sociedad es impermeable a la podredumbre que
riegan.
__._,_.___
Traducción:
Maria Poumier